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Lactancia materna: rompiendo las barreras de la alimentación con fórmulas

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Por Israel Ríos, Oficial de Nutrición de la FAO para América Latina y el Caribe y Freddy Miranda, Coordinador Técnico del Proyecto Fortalecimiento de la Alimentación y Nutrición de Costa Rica con énfasis en la población materno- infantil.

La leche materna es el primer alimento que por excelencia debe recibir el recién nacido, ya que suministra los nutrientes necesarios para un adecuado crecimiento de las niñas y niños.

A lo largo de la evolución humana, se ha comprobado que la leche materna es fundamental para fortalecer el sistema de defensas contra las enfermedades.

Cuando una madre amamanta a su hijo, no solo le está alimentando, también le transmite microorganismos, conocidos como probióticos, a su hijo, lo que asegura que los primeros colonizadores bacterianos se instalen en su intestino y le acompañen en una relación simbiótica. Los nutrientes de la leche materna contienen componentes que fortalecen el sistema de defensa del niño e impiden el crecimiento de bacterias y microorganismos patógenos.  Por ello se considera a la lactancia materna, sobre todo al calostro, la primera vacuna que reciben los recién nacidos.

La investigación científica ha demostrado que las personas que no recibieron una adecuada lactancia materna sufren casos de enfermedad inflamatoria intestinal acompañados de una sobreabundancia de bacterias que afectan el sistema inmunitario y provocan una carencia de aquellas que lo controlan. Además, el no haber recibido lactancia materna está asociado a un mayor riesgo de padecer en la edad adulta de enfermedades como la diabetes, el asma, las alergias y el cáncer de colón.

La lactancia contribuye con el estado de salud física y fortalece el desempeño neuropsicológico. La ciencia moderna ha demostrado que, en promedio, las niñas y niños amamantados durante 6 a 9 meses tienen un coeficiente intelectual que supera al de los niños amamantados durante menos de un mes. Todos estos beneficios no son recibidos si la madre no inicia a tiempo el amamantamiento y lo mantiene durante los primeros seis meses de manera exclusiva.

Sin embargo, el estrés de la vida moderna, el resultado de factores económicos, culturales y la ignorancia colectiva, a veces fomentada por intereses comerciales y corporativos, desestimulan dicha práctica natural y beneficiosa, que se manifiesta en el aumento de la alimentación mediante fórmulas lácteas y campañas publicitarias.

Actualmente, en Costa Rica la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida alcanza apenas al 27,5% de los niños y niñas, lo que representa un porcentaje muy bajo. En tanto, la alimentación con biberón llega al 78% de los lactantes en zona urbana y al 68% en la zona rural, según el Informe Global de Lactancia Materna de 2019.

Las fórmulas representan un alto costo económico en los hogares y particularmente para las familias en condiciones vulnerables, que en muchas ocasiones tienden a diluir excesivamente la fórmula debido al alto costo de los sustitutos de la leche materna, por lo que, al tratar de economizarla y gastar menos, el infante no recibe la cantidad de nutrientes óptimos para su crecimiento, mientras que, la leche materna es gratuita y está al alcance de toda la población.

Las fórmulas y los alimentos industrializados para infantes también se han asociado a la epidemia del sobrepeso y la obesidad, pues contienen una importante cantidad de azúcar y grasa. Sin duda, este contexto muestra la necesidad de fomentar marcos políticos que protejan a la población de productos poco saludables para los niños y las niñas.

Según el Ministerio de Desarrollo Humano e Inclusión Social, un nuevo enfoque del combate a la pobreza debe implicar el fomento de la alimentación saludable en las madres gestantes desde el momento del embarazo hasta el nacimiento de sus hijos y hasta que cumplan los dos años de vida. Esto significa brindarle lactancia materna exclusiva hasta la edad de seis meses, y a partir de esa edad iniciar con la introducción de alimentos, continuando con la lactancia materna hasta los dos años.

Las razones anteriores llevaron a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en conjunto con la Secretaría de la Política Nacional de Alimentación y Nutrición (SEPAN) del Ministerio de Salud,  a poner en marcha el Proyecto Fortalecimiento de la Alimentación y Nutrición de Costa Rica con énfasis en la población materno-infantil, que tiene por objetivo fomentar entornos alimentarios que favorezcan mejorar la alimentación y nutrición de la población de Costa Rica con énfasis en este grupo poblacional.

Este proyecto estará trabajando durante el 2021 en la promoción de la lactancia materna y la alimentación saludable para las madres y niñas (os) pequeños, por medio del diseño de las Guías Alimentarias Basadas en Alimentos para la población menor de dos años, como una forma de combatir la malnutrición y la pobreza en el país.

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