Luego de ser domesticada siete mil años atrás en el Sudeste Asiático, su variedad más popular – la variante Cavendish – ha conquistado el mundo entero y es particularmente importante en la seguridad alimentaria de los países tropicales y subtropicales.
El hambre por el banano lo ha convertido en uno de los cultivos más importantes del mundo, sólo superado por el maíz, el arroz y el trigo.
Pero tanto banano también tiene un costo.
La huella de carbono y de agua de la industria es considerable, y su impacto en los ecosistemas donde crecen sus icónicas plantas debe ser manejado para garantizar la sostenibilidad del sector.
Esto es particularmente importante para América Latina y el Caribe, ya que la región responde por el 76 por ciento de la exportación de bananas.
Se trata de un cultivo clave para múltiples países de la región y de una fuente esencial de ingresos para miles de hogares rurales.
Por ello, el Foro Mundial Bananero (FMB) de la FAO ha elaborado una guía práctica para medir y reducir la huella de carbono y agua en la producción bananera.
La Guía Metodológica para la Huella de Carbono y la Huella de Agua en la Producción Bananera es una herramienta que permite a los productores estandarizar la gestión de sus inventarios, crear sistemas de información rastreables e implementar buenas prácticas para aminorar tanto las emisiones de GEI como su consumo de agua.
Fue creada con el apoyo del Programa Acción Clima II de la Agencia de Cooperación Internacional Alemana (GIZ), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), la Dirección de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE), CORBANA, la firma Gestarse, y varios aliados del FMB.
La guía incluye múltiples experiencias de Costa Rica, país líder en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en la industria bananera, motivo por el cual fue seleccionado para desarrollar la experiencia piloto. Se espera que esta metodología puede ser implementada en la industria costarricense y replicada a otros países y sectores agrícolas.
La guía también es una herramienta para que los productores puedan cumplir las normas de los mercados internacionales acceder a nuevas oportunidades de negocio, especialmente para los pequeños productores y agricultores familiares.
Costa Rica: bananos con emisiones cero
Según la FAO, reducir la huella de carbono y agua de la producción bananera ayudará a los a cumplir con el Acuerdo de París de cambio climático y avanzar hacia las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En Costa Rica,la nueva guía metodológica está siendo usada para realizar Acciones Nacionales de Mitigación Apropiadas (NAMA, por sus siglas en inglés) específicas para el sector bananero.
Las NAMA permitirán facilitar la búsqueda y gestión de recursos para desarrollar proyectos piloto que fomenten una producción baja en carbono, acción que ha sido declarada de interés nacional por el MAG.
Costa Rica es uno de los principales productores de banano en el mundo, con una productividad promedio de 51,6 toneladas métricas por hectárea.
Debido a su política nacional y compromiso con alcanzar la meta de carbono neutralidad en 2021, Costa Rica fue elegida por la FAO para desarrollar un proyecto piloto, considerando que el país es pionero en contar con las primeras plantaciones de banano certificadas como carbono neutral.