Estudiantes de secundaria costarricenses reconocidos por el IICA como líderes de la ruralidad en las Américas (08-03-2024)

EXPERIENCIA

Veinticinco estudiantes del Colegio Técnico Profesional (CTP) 27 de Abril, ubicado en la zona rural de Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica, fueron distinguidos como “Líderes de la Ruralidad” de las Américas por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) de este país y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

El grupo impulsa, desde su centro educativo, el aprendizaje y la difusión de tecnologías agropecuarias por medio de la producción láctea caprina en sistemas silvopastoriles, puntos de partida para la generación de emprendimientos y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y la resiliencia climática en los territorios rurales.

Los jóvenes, de entre 13 y 17 años, integrantes del grupo llamado Agro27 – CONAC 4S, recibieron el premio “Alma de la Ruralidad”, otorgado por el IICA para dar visibilidad a hombres y mujeres que dejan huella y hacen la diferencia en el campo del continente americano, clave para la seguridad alimentaria y nutricional y la sostenibilidad ambiental del planeta. Los estudiantes serán recibidos por el Director General del IICA, Manuel Otero, en el marco de un encuentro con líderes de la ruralidad de todo el continente americano.

Agro27 se estableció en abril del 2022 y en menos de dos años logró diseñar, implementar y gestionar un módulo silvopastoril-caprino para la promoción y el aprendizaje de la producción de lácteos con enfoque hacia jóvenes y productores de la comunidad, haciendo un uso efectivo de recursos y conocimientos de instituciones públicas y privadas y de la cooperación internacional.

Desarrollan su inspirador proyecto en las instalaciones del CTP 27 de Abril, ubicado en el cantón de Santa Cruz, provincia de Guanacaste. Asentado al noroeste de Costa Rica, a más de 220 kilómetros de San José, el colegio está rodeado de grandes llanuras propicias para la cría de ganado y el cultivo de granos, así como de exuberantes paisajes y playas bañadas por el océano Pacífico; una zona que al mismo tiempo afronta los desafíos del Corredor Seco Centroamericano.

El grupo se organizó para aprovechar la iniciativa Reto Joven: Agricultura 4.0, del proyecto Sistemas Agroforestales Adaptados al Corredor Seco Centroamericano (AGRO-INNOVA), implementado por la Unión Europea y el IICA.

En ese desafío, y de la mano de los programas de extensión del MAG, el Consejo Nacional de Clubes 4S (CONAC 4S), la Cámara Nacional de Productores de Leche (CNPL), la asistencia técnica de AGRO-INNOVA y el respaldo de la especialidad agropecuaria del colegio, los estudiantes dieron vida al ejemplar proyecto que hoy representa una unidad pedagógica de educación formal, de capacitación y de demostración para la difusión de tecnologías en la producción láctea caprina. 

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Los colegiales cuentan con 13 cabras -incluido el macho- con las que producen leche y queso, y han incursionado en pruebas para generar subproductos como yogurt.

 

Emprendedores soñadores, apasionados del agro

En un estabulado que ellos mismos construyeron, los jóvenes ponen en práctica conocimientos adquiridos en procesos de formación especializada del proyecto AGRO-INNOVA, la Escuela de Líderes Agrícolas de Costa Rica, la articulación del programa de formación del CTP 27 de abril y en giras de campo facilitadas por el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE). 

Los colegiales cuentan con 13 cabras -incluido el macho- con las que producen leche y queso, y han incursionado en pruebas para generar subproductos como yogurt.

“Vendemos la leche en presentaciones de 500 mililitros a 1000 colones (casi dos dólares) y de un litro a 2000 colones (4 dólares), también queso, el kilo en 8000 colones (15 dólares); lo hacemos por redes sociales a personas de la comunidad que nos contactan”, contó Ehyni Rodríguez, integrante de Agro27 que cursa el sexto año de secundaria (en Costa Rica, los colegios de formación técnica imparten seis años de formación).

El dinero que recaudan de las ventas, sumado a otros recursos que buscan de manera independiente para sostener el proyecto, lo utilizan en la compra de insumos para la alimentación y el cuido de las cabras, como el concentrado y los envases para la leche. Además, recientemente adquirieron un macho en busca de mejorar en reproducción, ordeño, productividad y rendimientos.

“El macho lo cancelamos a pagos, en cuanto a los insumos guardamos el dinero que podemos y buscamos comprarlos siempre al mejor precio que se pueda, para ver cómo podemos hacer esto más rentable”, explicó Maya Abueg, estudiante de quinto año y presidenta de la Junta Directiva de Agro27, la cual formaron desde un inicio y se reúne periódicamente para tomar decisiones sobre el proyecto, y definir roles y tareas de cada integrante.

Son los mismos jóvenes quienes se encargan de todo el proceso productivo; sus profesores son solo una guía. Ellos están a cargo de la siembra y corta del forraje que ensilan para alimentar a los animales, de la caña de azúcar que usan para generar concentrado, del cuido y el bienestar de las cabras, el ordeño, la pasteurización de la leche, la limpieza y la eliminación de residuos en el estabulado.

El estiércol de los animales lo utilizan en un biodigestor para generar el gas con el que pasteurizan la leche.

Asimismo, llevan a cabo la recopilación de datos para la toma de decisiones, como el registro de litros de leche que producen y las inyecciones que aplican a los caprinos. También redactan actas de las reuniones.

“Las tareas que tenemos es darles la alimentación, el ordeño, la pasteurización, ver cómo están, cortarles las pezuñas, vender la leche”, detalló Dairon Briceño, quien cursa el sexto año.

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Son los mismos jóvenes quienes se encargan de todo el proceso productivo; sus profesores son solo una guía

 

“Mi rol es el ordeño y la pasteurización, antes no sabía ordeñar cabras, poco a poco me enseñaron e igual cómo se hace el queso. Se hace fácil porque si uno tiene ganas de hacer las cosas bien, le toma el gusto rápidamente”, agregó Yeikol Ortíz, alumno de octavo año.

“Hay que cortar caña, echarla al carretillo y darles de comer, eso en la tarde y en la mañana. Es un trabajo difícil, pero el proyecto es para la gente que le guste, y los que estamos acá es por eso, no por conveniencia”, secundó Norton Villagra, del mismo grado académico. 

Dedicación sin excusas, sorteadores de limitaciones

Para cumplir con ese arduo trabajo los jóvenes deben combinar sus obligaciones académicas con el proyecto. De su horario habitual de lecciones, que va de 7 a.m. a 4:20 p.m., dedican unas tres horas diarias al emprendimiento caprino, labores que por lo general realizan bajo un sol intenso, con temperaturas hasta de 39 °C, típicas de esta zona que forma parte del Corredor Seco Centroamericano.

Demostrando un compromiso excepcional, en su periodo de vacaciones sacrifican parte de ese tiempo libre para asistir al colegio a alimentar, ordeñar y procesar la leche. Hay estudiantes que para desplazarse hasta el centro educativo deben recorrer en bicicleta más de 20 km ida y vuelta, para no gastar dinero o porque el servicio de transporte es nulo o irregular.

Además, gracias a lo experimentado con Agro27, ya hay tres jóvenes que compraron sus propias cabras con el fin de establecer módulos caprinos, producir en sus hogares y dar capacitaciones a productores de la comunidad. Otros tienen gallinas para producción de huevos.

A algunos jóvenes en su último año de secundaria el proyecto los impulsó a estudiar ingeniería agronómica y veterinaria para seguir ligados a la zona rural y al sector agropecuario, en el que ven un futuro prometedor.

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La leche los jóvenes la venden en la comunidad en presentaciones de 500 mililitros a 1000 colones (casi dos dólares) y de un litro a 2000 colones (4 dólares).

“Cuando entré al colegio no sabía nada de agropecuaria, me empezó a gustar y ahí fue donde dije ‘esto es para mí, es lo que realmente quiero y pienso estudiar veterinaria’. Significa demasiado para mí, más para mi futuro. Mi pensamiento es tener algo así en casa, es algo muy bonito”, afirmó Sherilyn González, estudiante de sexto año.

El sueño de estos jóvenes emprendedores, apasionados por la agricultura y la sostenibilidad, con una visión audaz y la determinación de construir un futuro más próspero para ellos, sus familias y la comunidad, es llevar en el mediano plazo el proyecto al siguiente nivel. “Nos visualizamos abasteciendo los supermercados de la zona, hoteles y restaurantes. Queremos cabras fuertes, resistentes y productivas, diversificar productos lácteos, compartir con los demás que la leche de cabra es muy buena y nutritiva”, indicó sin titubear la estudiante Ehyni Rodríguez. 

Eso sí, lo más importante para ellos es transferir el conocimiento que han logrado adquirir a lo largo de los años a otras generaciones, que circule, sea inclusivo, y que el módulo silvopastoril-caprino que lograron establecer en el CTP perdure en el tiempo, con más recursos y nuevas tecnologías.

Actualmente, de los 630 alumnos que posee el Colegio Técnico Profesional 27 de Abril, 60 cursan la especialidad agropecuaria.

“Queremos generar una guía atractiva sacando lo más importante del proyecto, de todo el conocimiento que nos han dado, hacer presentaciones a estudiantes para que les interese, enseñarles el recorte de cachos y pezuñas, inyecciones y cosas así, para que se unan al grupo y cuando nosotros salgamos del colegio, tengamos otra generación de estudiantes bien educados y el proyecto perdure en el tiempo, que quede esa semilla”, concluyó la presidenta del grupo Agro27, Maya Abueg.

“Este tipo de proyectos nos llenan de muchísima ilusión porque necesitamos buscar formas diferentes de enamorar a nuestros jóvenes para que se queden en la parte agropecuaria, tenemos que darles las herramientas y las plataformas para que puedan desarrollarse de forma integral y tener un proyecto productivo que les genere ingresos”, afirmó el Viceministro Técnico del MAG, Fernando Vargas.

El Director General del IICA, Manuel Otero, destacó que con la iniciativa Líderes de la Ruralidad de las Américas, se busca “reconocer a aquellas personas que hacen la diferencia en las zonas rurales, que en lugar de bajar los brazos siempre dan algo más, para que sus historias se conozcan y sean fuente de inspiración para los jóvenes, quienes son los llamados a construir un mañana a partir de la agricultura”.

Entre las personas que recibirán el premio del IICA “Alma de la Ruralidad” están los siguientes jóvenes:

  1. Sherelyn González Chavarría
  2. Dayanna López
  3. Dairon Briceño Ordoñez
  4. Maya Abueg
  5. Ashton Abueg
  6. Norton Villagra
  7. José Luis Moraga
  8. Josué Álvarez Gutiérrez
  9. Kevin Leal Barrios
  10. Ehyni Rodríguez Cisneros
  11. Yeikol Ortíz Matarrita

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Tomado de: IICA