Recolectoras y recolectores de flores siempre-vivas reciben reconocimiento internacional de la FAO como primer Patrimonio Agrícola Mundial de Brasil.
La comercialización de flores siempre-vivas es la principal fuente de renta de las familias que participan.
Brasilia, 11 de marzo de 2020 – El Sistema de Agricultura Tradicional de Sierra do Espinhaço, también conocido como ‘recolectoras de flores siempre-vivas’, localizado en Minas Gerais, en la porción meridional de Sierra do Espinhaço, recibió este miércoles el reconocimiento internacional concedido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), denominado Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).
Esta certificación reconoce los patrimonios agrícolas conservados por pueblos y comunidades tradicionales en diferentes partes del mundo. Las comunidades de recolectoras de flores siempre-vivas se convierten en el primer SIPAM de Brasil, el cuarto de América Latina y el 59º en todo el mundo.
En una ceremonia en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento, en Brasilia, este miércoles (11), se anunció el reconocimiento del Sistema Tradicional, con la presencia de la Primera Dama de Brasil, Michele Bolsonaro; la ministra de Agricultura, Tereza Cristina Dias; el Representante de la FAO en Brasil, Rafael Zavala; el Secretario de Estado interino de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento del Gobierno de Minas Gerais, José Ricardo Ramos Roseno; la recolectora de flores Maria de Fátima Alves, así como otros representantes de las comunidades.
“Estos sistemas de patrimonio agrícola son caracterizados por la combinación de cuatro elementos: biodiversidad, ecosistemas adaptables, conocimiento tradicional y una valiosa herencia cultural, o sea, una identidad. Después de haber conocido el trabajo de estas recolectoras de flores siempre-vivas hay un quinto elemento que incluyo como muy importante: la dignidad de las mujeres rurales”, destacó el Representante de la FAO en Brasil, Rafael Zavala.
El Sistema Agrícola de Sierra do Espinhaço es mantenido por seis comunidades, formadas por campesinas y quilombolas, localizadas en los municípios de Diamantina, Buenópolis y Presidente Kubitschek. Ya hace siglos que estas familias preservan en aquella región la identidad cultural y práctica sociocultural de manejo y recolección de flores siempre-vivas.
Michele Bolsonaro, Primera Dama de Brasil destacó que la certificación concedida por la FAO es fruto del esfuerzo de la comunidad de la región por mantener viva la tradición de sus ancestrales, un trabajo transmitido de generación en generación. “Y cómo estamos en el mes de las mujeres, no podría dejar de destacar el papel de la mujer rural por la preservación de las prácticas de cultivo, por el respeto a la naturaleza y para garantizar seguridad alimentaria”, señaló.
A su vez, la Ministra de Agricultura, Tereza Cristina, resaltó que estas comunidades tradicionales de la Sierra del Espinhaço son las guardianas de la biodiversidad, ya que 80% de las flores siempre-vivas del país son recolectada de la Sierra. “Mantener esta tradición es fundamental”.
De generación en generación, estas comunidades, que son agrícolas y pastorales, además de extractivas, transmiten y conservan sus conocimientos en el manejo de esas plantas, cumpliendo un papel importante de guardianas de la naturaleza, al mismo tiempo en que garantizan la autonomía alimentaria mediante la producción agrícola de alimentos y la cría de animales. Se trata de un conjunto de prácticas de convivencia armónica con el ambiente por medio de la preservación de las tradiciones de identidad cultural típica de esas comunidades.
Las familias producen gran parte de los alimentos que consumen, lo que les garantiza la seguridad alimentaria y nutricional. Sin embargo, la comercialización de flores siempre-vivas es la principal fuente de renta. Las mujeres, que representan cerca del 60% de la población que ejerce actividad agrícola en estas comunidades, desempeñan un papel clave en el uso, conservación o circulación de semillas, bien como en la transmisión de conocimientos y en el mantenimiento de la cultura alimentaria.
Las comunidades que tuvieron sus sistemas agrícolas reconocidos por la FAO – Lavras, Pé-da-Serra, Macacos y las comunidades Quilombolas de Raiz, Mata dos Crioulos y Vargem do Inhaí – llegan a manejar cerca de 480 especies de plantas ya catalogadas, incluyendo as alimentares y las medicinales, cuyos conocimientos y prácticas únicas permiten la preservación de los recursos genéticos al tiempo en que mejoran la agro biodiversidad.
Para Fernando Schwanke, Secretario de Agricultura Familiar y Cooperativismo del Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (MAPA): “Brasil, hoy, entra al grupo de países que contribuyen con la preservación de la agro biodiversidad del planeta”. Según el Secretario, existen más de 40 sistemas tradicionales en el país, que cuidan del agro biodiversidad brasileña. “Una agro biodiversidad que se expresa en recursos genéticos, que permite el desarrollo de especies adaptables a los biomas brasileños y que son fundamentales para la seguridad alimentaria”.
Fuente: FAO