En 2022, la pobreza en América Latina disminuyó al 29% de la población, lo que equivale a 181 millones de personas. La agricultura familiar, que representa más del 80% de las explotaciones agrícolas de la región, enfrenta importantes desafíos en el acceso a recursos y servicios, pero sigue siendo crucial para prevenir una crisis alimentaria global. A pesar de los problemas exacerbados por la pandemia, la guerra y el cambio climático, la agricultura familiar ha aumentado su participación, contribuyendo a la seguridad alimentaria y a casi el 16% de las exportaciones agrícolas mundiales.
Las políticas públicas deben apoyar a los agricultores familiares mejorando la infraestructura y los servicios para integrarlos en las cadenas agroalimentarias globales y locales. Promover circuitos cortos de comercialización y aumentar la visibilidad y el empoderamiento dentro del sector agrícola son esenciales para generar oportunidades económicas y atender las necesidades de las comunidades rurales.