
En el noroeste de la provincia de Córdoba, en la República Argentina, más específicamente en la localidad Los Chañaritos, del Departamente Cruz del Eje, Hugo Bustamante junto a su familia lleva adelante un proyecto muy innovador.
En sus inicios, Hugo produjo alfalfa, pero tuvo que abandonarla por falta de agua. Luego, también melones, zapallitos, zapallos, sandías y cebollas, entre otras cosas; pero siempre se encontraba con la dificultad de comercializar esos productos frescos y obtener rentabilidad. Entonces, en los últimos años decidió dar un giro y comenzar a pensar en una alternativa más sustentable.
Consultado acerca del origen de este proyecto, al que denominan “Proyecto de reconversión de cultivos”, dijo Hugo: “Surgió como una necesidad de los productores del noroeste cordobés, donde los pequeños y medianos productores están desapareciendo y muchos son de subsistencia. En nuestra zona podemos encontrar dos sectores productivos: bajo riego y secano. Empezamos a trabajar en la zona bajo riego, porque es la única donde el gobierno nos permite trabajar, pues en el resto (por una concepción errónea de la preservación de especies vegetales) no se puede hacer”.
Y continuó: “En esta región, la mayoría de los productos que se cultivan son perecederos, con la contra de que los productores no están considerados en la cadena de formación de precios; recibe lo que queda y casi no tiene rentabilidad, por eso intentamos avanzar con este proyecto de reconversión de cultivos. Intentamos implementar cultivos de corto, mediano y largo plazo, con productos con alta rentabilidad y con sostenibilidad en el futuro, basándonos también en la eficiencia del uso del agua, que es un recurso cada vez más escaso”.
Todo esto se basa en la necesidad de adaptarse, tanto al cambio climático como a la variabilidad del mercado. En tal sentido, eligieron avanzar con nogales y almendros porque son de pocas horas de frío, tienen rentabilidad interesante y, en el caso de la almendra, es un commodity, cuyo consumo mundial está creciendo a un ritmo de 5% anual como alimento saludable, lo que le da oportunidades a largo plazo. El mercado argentino importa el 50% de lo que consume, y además tiene la posibilidad de exportarse.
De todos modos, señaló Hugo que para acompañar a la reconversión es necesario incorporar la diversificación productiva con cultivos de corto plazo, ya que los productores no tienen la espalda suficiente para hacer sólo de largo plazo; en este sentido se ensaya también con anís y comino, que tiene una situación similar a la del almendro, pues hay una demanda no satisfecha en Argentina y en otros países. También piensan agregar la producción ovina para corderos pesados y de higueras para frutos secos. Pretenden que cada una de estas actividades puedan ser unidades de negocios rentables.
Consultado acerca del futuro que buscan con la iniciativa, señaló Hugo: “Estamos trabajando desde FAA y la Fundación de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias de la provincia con base en que cada producción que llevemos adelante esté basada en un ensayo previo, de modo de poder transmitir un paquete tecnológico probado, que pueda ser llevado adelante por todos los productores, para que los errores o dificultades que pudieran surgir en el ensayo no los sufra el productor. Además, se tiene como propósito acercar las últimas tecnologías, tanto duras como blandas, al pequeño productor, que es el que más lo necesita”.
En el mes de julio, Hugo realizará su primer año de poda, de formación, lo que será un paso trascendente en el crecimiento de este proyecto que será muy importante para muchos pequeños y medianos productores de la zona.