Campamento de la juventud del campo y la ciudad:

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Desde la articulación de jóvenes de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo – Vía Campesina (CLOC VC), promovemos y desarrollamos los campamentos de jóvenes, con el fin de continuar con el fortalecimiento y la formación de la articulación de las juventudes del campo y la ciudad, de América Latina y el Caribe.

Los campamentos de jóvenes empezaron en 2001, en Argentina, en la Simona, una comunidad campesina indígena en Santiago del Estero. En ese lugar se estaba dando un desalojo a la comunidad por parte de un empresario; es entonces donde nacen los campamentos de jóvenes con la participación de cientos de jóvenes del campo y la ciudad, no solo de esa provincia, sino de todo el país y de los países del Cono Sur.

Los campamentos ofrecen ser críticos y autocríticos; nos ofrecen oportunidades para que más jóvenes nos sumemos y nos enamoremos de las luchas, con el trabajo en equipo. Fortalecen la identidad, la formación, el trabajo de base, la organización y la creatividad. Además, desaprendemos y aprendemos nuevos valores, enseñamos a ser cooperativos, a mejorar la calidad de vida como juventud, enfrentando las problemáticas en unidad. Propugnamos la existencia de sociedades más justas, conocemos nuevos amigas/os. Inducimos a la elaboración de proyectos de luchas en función a nuestras realidades.

Nos incentivan la participación crítica como jóvenes y adolescentes, con diversos enfoques: de derecho, género, económicos, ecológicos, de paz, unidad y soberanía de los pueblos. Favorecen la inteligencia emocional, las relaciones interpersonales, promueven liderazgo, desarrollan procedimientos metodológicos y alternativos, respetan las opiniones y pensamientos, construyendo un reencuentro consigo mismo y valorando la organicidad.

La desigualdad y la pobreza están íntimamente ligadas, pero durante décadas los organismos multilaterales, los gobiernos e incluso las agencias de cooperación han priorizado el crecimiento económico y la lucha contra la pobreza, como objetivos de sus debates y políticas, dejando de lado la desigualdad, la migración, la falta de accesos a los medios de producción, como la tierra y el agua, entre otros. En consecuencia, las medidas para combatir la desigualdad no han sido suficientes.

Hablar de desigualdad y actuar con rapidez para combatirla es absolutamente necesario para enfrentar la pobreza y construir un futuro más justo, donde niños, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres disfruten en igualdad de todos sus derechos; pero si no hablamos de soberanía alimentaria, de reforma agraria, de migración de miles de jóvenes, no vamos a combatir la desigualdad ni mucho menos la pobreza.

La violencia y la criminalidad son factores mundiales que predominan en todas las vertientes sociales, en los barrios, comunidades, provincias, pueblos remotos y ciudades; en estas últimas, este fenómeno es más abundante, por la concentración masiva de individuos. La violencia es la actividad humana que mayores daños y destrucciones ha causado, independientemente de que sea enarbolada con argumentos de defensa de patrias, banderas, dioses, territorios e ideas.

Feminismo popular

Dentro de la amplia gama de temas que trabajamos en nuestros campamentos, está el feminismo popular, que parte de la comprensión de que las mujeres jóvenes, tanto del campo como de la ciudad, están insertas en una sociedad de clase; es por tanto que se entiende que el origen de la explotación, dominación y opresión tiene sustentación en una sociedad capitalista, racista y patriarcal.

También son nuestros enemigos, el patriarcado y el racismo, inherentes al sistema capitalista. El patriarcado es un sistema de opresión que fue incorporado estructuralmente por el capitalismo, porque le permite mantener y reforzar relaciones de poder y explotación, y nos impacta de manera más brutal a las mujeres. Son las mujeres pobres las que sufrimos el peso múltiple de la subordinación, la discriminación de género, la explotación de clase, el racismo y el sexismo. Sistema que naturaliza y perpetúa la situación histórica de violencia que viven las mujeres del campo y la ciudad, expresada de todas las formas, violencia necesaria para mantener sumisas, subordinadas y explotadas a las mujeres.

Y en el feminismo campesino y popular, aseguramos que la lucha de clase no basta y debe ir acompañada, no sólo a nivel discursivo ni en segundo plano, de una verdadera transformación feminista y antirracista de la sociedad. Para nosotras, las mujeres, la lucha feminista y racial encuentra un límite para la emancipación sustantiva en el seno de una sociedad capitalista; pero la construcción de una sociedad socialista que sólo considere la eliminación de la propiedad privada y la socialización de los medios de producción, sin eliminar las jerarquías de poder en las relaciones entre mujeres y hombres, y las opresiones de raza/etnia, tampoco alcanzará una verdadera emancipación humana, será una revolución a medias. Para el feminismo campesino y popular, la lucha estratégica es por la transformación y la superación de este modelo económico, político, social y cultural, la lucha por el fin de la sociedad capitalista, patriarcal y racista, y la construcción de una nueva sociedad socialista y feminista.

Nuestros campamentos se desarrollan en diferentes países, cada dos años, en ambientes de las comunidades o centros de estudios de las organizaciones de la CLOC-VC. Son participativos, con intercambio de saberes e inquietudes entre las/los participantes, bajo la metodología de la educación popular, donde las y los adolescentes y jóvenes tendrán la oportunidad de expresarse por medio de: juegos, dinámicas, cantos, fogones, técnicas de reflexión, mucha mística, creatividad y recreación en un ambiente solidario y de alto contenido social, político, ambiental y de interacción en un contexto básicamente comunitario. También creemos firmemente en el cuidado y protección del medio ambiente, en la agroecología y la paridad de género mediante la construcción del feminismo.

Fuente: Por la tierra y derechos campesinos: CLOC 25 años