Ernesto Lamas, Mocase, Vía Campesina
El Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina de Argentina gestionó una red constituida por seis radios comunitarias a través de las cuales los campesinos y campesinas amplifican la expresión de sus necesidades, exponen sus prácticas culturales y defienden sus derechos a la tenencia de la tierra frente a empresas que han concentrado la propiedad. Las radios cuentan con corresponsalías populares lo que ha permitido informar a los habitantes sobre las actividades del Movimiento y también organizarse para demandar, a las autoridades, acciones en beneficio del sector convirtiéndose así en un proyecto político y cultural de participación plural en las comunidades.
CONTEXTO GENERAL
Santiago del Estero es una provincia argentina situada en la región del Norte Grande. Es, detrás de Formosa, la segunda provincia con menor desarrollo humano; junto con todas las provincias que integran el norte argentino, presenta los índices de pobreza más altos del territorio argentino. Según el censo del año 2010 cuenta con una población de 874.006 habitantes de los cuales menos de un cuarto del total tiene acceso a la red cloacal (167.366 habitantes). La población campesina es cercana al 40% y las poblaciones originarias que habitan la provincia son Tonocoté o Zurita, Vilela, Lule-Vilela, Guaycurú, Sanavirón, Diaguita y Cacano.
Las políticas de ajuste estructural y el protagonismo de los agronegocios en la economía nacional tuvieron como consecuencia la concentración de la producción agropecuaria y de la propiedad de la tierra. La transformación tecnológica -introducción de nueva maquinaria, cultivos transgénicos, fertilizantes- produjo importantes cambios en las formas de producción que favorecieron a los grandes inversionistas.
Al mismo tiempo, el cambio climático y los desarrollos propios de la agroindustria generaron la extensión de la frontera agropecuaria. Así tierras habitadas durante años por comunidades campesinas minifundistas incrementaron exponencialmente su valor, y, por lo tanto, el interés por parte de los empresarios del campo. La producción de cultivos industriales de exportación como la soja desplazó la producción de alimentos.
La falta de acceso a las tierras, la inseguridad de la tenencia de las mismas, el escaso apoyo a los pequeños productores y la falta de servicios públicos adecuados son algunas de las principales causas de las malas condiciones de vida de las comunidades rurales. Organizaciones como el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) han cuestionado el modelo de agricultura de las transnacionales que centralizan las ganancias en los agro-empresario, bancos afectando la mano de obra rural y la destrucción de la naturaleza, la destrucción de los suelos, el desplazamiento de la población, entre otras.
En la provincia de Santiago del Estero, como en la mayor parte de las regiones del interior de la Argentina, no hay equilibrio entre la existencia de medios de difusión comerciales y medios de comunicación comunitarios y/o públicos. La enorme mayoría de pueblos y ciudades de la provincia no cuenta con radios y canales de televisión gestionados por la misma comunidad o el Estado. La reserva del 33% del espectro radioeléctrico para medios de comunicación comunitarios y sin fines de lucro prevista por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual aprobada en el año 2009 todavía está lejos de ser una realidad. La comunicación no es la preocupación principal de la población rural, aunque el proceso de creación de radios campesinas ha visibilizado esa problemática y ya no es posible volver atrás.
DESARROLLO
Surgimiento y actualidad del MoCaSE-VC
En 2010 el “Movimiento Campesino de Santiago del Estero-Vía Campesina” - MoCaSE-VC ya había cumplido veinte años. Su nacimiento marcó un antes y un después en la lucha por la tierra en Argentina. El movimiento comenzó a gestarse en 1989 cuando organizaciones campesinas previamente existentes empezaron a reunirse y coordinar acciones hasta que en agosto de 1990 fundaron la organización. A partir de la resistencia a los desalojos de las tierras se fueron construyendo lazos comunitarios y organizativos. En 1999 realizaron su primer congreso provincial. Llevaban nueve años caminando juntos, luchas ganadas y perdidas, familias organizadas, compañeros presos, topadoras detenidas cuando intentaban desmontar para luego plantar soja.
Dejaron claro que se organizaban para “buscar soluciones a problemas comunes, para ser representante de los campesinos ante las autoridades, para apoyar las peticiones de cada una de las organizaciones que lo integran respetando su autonomía, para promover la capacitación en cooperativismo y gremialismo, para mejorar la calidad de vida de los pequeños productores”. Delegados de las organizaciones presentes en ese Congreso expresaron también la “intención de hacernos escuchar en los espacios de poder y en los distintos organismos del gobierno provincial relacionados con la política agropecuaria”. Y agregaban que querían diferenciarse “de la forma tradicional de hacer política, que se maneja con promesas incumplidas y que no le interesa promover la unidad y autodeterminación del sector campesino (…) alcanzar un peso político, pero manteniendo su independencia de los compromisos partidarios”.
En esa asamblea se analizó la comunicación del movimiento. Hubo coincidencia en el diagnóstico: no existían medios de comunicación que tratasen bien los asuntos que a ellos los preocupaban. Advirtieron que les hacían entrevistas para artículos que luego no reproducían los temas que ellos creían importantes, que sus voces eran traducidas por otros, sus ideas interpretadas. Sus espacios de comunicación eran las charlas durante el trabajo rural, los encuentros, las movilizaciones, los congresos, las reuniones en cada lote, en cada central del movimiento. Pero no tenían medios de comunicación electrónicos, audiovisuales, que transmitiesen por el aire sus ideas, sus alegrías, sus luchas, sus lenguas, sus culturas y conocimientos. Sobraban palabras y hechos para narrar. ¿Qué hacer? |
En Santiago del Estero hay miles de familias que viven ahí, en lotes, en parajes, en medio del campo, del monte. Familias que han estado en su mayoría por muchas generaciones, 100, 200 y hasta 300 años. De esas miles de familias una buena parte se ha organizado en el MoCaSE-VC. Tienen centrales donde se reúnen, se organizan, se capacitan. Y además de cuidar y pelear por sus derechos, trabajar la tierra y perseguir topadoras enviadas por empresarios agrícolas con la pretensión de desmontar, completan su ser y estar con el diseño de una universidad propia, desarrollo de tecnicaturas, una escuela agroecológica, jornadas de trabajos voluntarios, congresos juveniles y festivales.
A partir de su espíritu de lucha y organización, en agosto de 2007 nació en Quimilí la Escuela de Agroecología. En ella se aprende y trabaja apicultura, producción animal, agroindustrias, carpintería, huerta, hilados y tejidos, energías renovables, comunicación, construcción y taller de costura. Allí, una semana al mes se juntan para compartir saberes, experiencias y culturas, las cuales posteriormente serán compartidas en cada una de las comunidades, parajes y barrios.
Del mismo modo, en la ruta nacional Nº 9 kilómetro 924 de Santiago del Estero se inauguró en agosto de 2013 la Universidad Campesina “Suri” (Sistemas Universitarios Rurales Indocampesinos), cuya cursada consta de tres años. Con capacidad para cuarenta alumnos, la tecnicatura se propone generar un espacio y un tiempo para recrear, reconstruir y multiplicar fuerzas que permitan avanzar en la Soberanía Alimentaria y la Reforma Agraria Popular, para así seguir fortaleciendo el rol del campesinado y de los trabajadores urbanos como sujeto político, económico, cultural y revolucionario a partir de una lucha y una formación liberadoras. El proyecto, que cuenta con el reconocimiento y apoyo de las Universidades Nacionales de La Plata y Quilmes (ciudades de la provincia de Buenos Aires); del Ministerio de Agricultura de Nación; de la Subsecretaría de Agricultura Familiar de la Nación y de numerosas organizaciones sociales del campo popular, es una nueva forma de construir conocimiento con el pueblo. Así, la UNICAM Suri plantea en primera instancia cuatro itinerarios pedagógicos: Agroecología y Desarrollo Rural; Derechos Humanos y Territorio; Música y Cultura Popular; y Gestión de Medios Populares de Comunicación.
Desde 2003 cuentan con una nueva herramienta de comunicación: la radio. Un total de seis radios comunitarias que fueron creadas en lugares estratégicos de la provincia. Por el grado de confrontación con los terratenientes, por el nivel de desarrollo del movimiento, por la necesidad de la comunidad de contar con un medio de comunicación.
El MoCaSE-VC avanza de modo tal que el silencio se convierte en conciencia del derecho hecho palabra y acción. Una de estas acciones es la red de radios en la que las comunidades organizadas ponen en práctica lo aprendido colectivamente, distribuyendo y rotando roles, buscando la paridad de género
“Así nuestra mística de socializar la soberanía alimentaria como un derecho de los pueblos a producir alimentos sanos, cuidando la naturaleza, la madre tierra, el agua, las semillas, la vida campesina indígena, nos ha llevado a encontrarnos con territorios que día a día luchan por un mundo sin opresión, ni oprimidos. Las radios campesinas son el aire del monte que desparrama conciencia, saberes, ejemplo de lucha, de organización por un mundo de justicia e igualdad”. Deolinda Carrizo, dirigente campesina
Servicios de Comunicación: ¿Por qué las radios?
La motivación principal fue la de contar con medios de comunicación para expresar al aire una mirada propia sobre los sucesos que los tenían de protagonistas, pasar música producida por ellos o por artistas que los campesinos consideran cercanos, utilizar la radio como teléfono cuando no se cuenta con una línea. Medios para articular luchas reivindicativas y para organizar festejos tradicionales. No hubo un concepto previo de la comunicación alternativa, comunitaria, para el desarrollo o para el cambio social. Las definiciones llegaron con la práctica, con la puesta al aire de cada radio y en interacción con las comunidades en las que esas emisoras se insertaron. El aporte teórico específico del campo de la comunicación fue construido sobre una base que entrelazó una perspectiva histórica del movimiento campesino (con fuerte influencia en la educación emancipadora de Paulo Freire y la teología de la liberación) y una propuesta por el colectivo de la radio comunitaria La Tribu (que participó en la creación de la red de radios campesinas) y fue recreado, enriquecido, transformado a cada paso que dieron las cinco radios.
No fue impedimento la falta de servicios para desarrollar las radios. El mejor ejemplo lo constituye la radio Paj Sachama (Pájaros en el monte) que transmite desde el paraje Las Lomitas. En ese lugar monte adentro no llega el servicio de electricidad y los campesinos idearon un sistema de alimentación eléctrica por medio de paneles solares que permiten el funcionamiento de los equipos de transmisión y puesta en el aire, además del aire acondicionado y las lámparas que iluminan las dos salas de la radio.
Entre 2003 y 2012 fueron creadas cinco radios: FM del Monte 88.7 (Quimilí, 17 de abril de 2003), FM Sacha Huayra/ Viento del Monte 89.9 (Tintina, 26 de noviembre de 2003), FM Paj Sachama/ Pájaros en el aire 89.5 (Las Lomitas, Comunidad El Retiro Boquerón, 27 de julio de 2008), FM Inti Manta/ del Sol 90.5 (Pinto, 17 de abril de 2009), FM Suri 88.7 (Villa Ojo de Agua, 29 de julio de 2012) y M 88.3 Sacha Hakup (Monte Adentro) en Monte Quemado, fundada con el acompañamiento de la Defensoría del Público en diciembre de 2013.
Seis radios, una red, un proyecto
El proyecto de construcción de una red de radios comunitarias nació como parte de una estrategia de refuerzo de los lazos y la comunicación entre las comunidades, las organizaciones y los pobladores, severamente restringidos por las condiciones de aislamiento geográfico, los malos caminos y las grandes distancias que los separan. Condiciones que no sólo dificultaban la organización de los pobladores, sino -y sobretodo- afectaban su calidad de vida. “Como la naturaleza misma los procesos en las comunidades van con un ritmo de asumir por procesos, por acontecimientos graduales, como las plantas, como los árboles”, narra Ángel mientras gesticula hasta con los hombros y las cejas. Ángel es Strapazzón, santiagueño por adopción y parte del movimiento desde sus orígenes. Cuenta la historia de las radios porque las vio nacer:
“Los procesos han sido distintos. En la FM del Monte ha sido más lento eso de hacerse protagonistas de las radios, de hacerse sujetos activos las comunidades, en el caso de Las Lomitas o de Pinto ha sido casi inmediato. La FM de Tintina se da de otra manera y la de Villa Ojo de Agua recién está dando sus primeros pasos. Pinto y Las Lomitas son de fuerte presencia de contenidos campesinos. La de Pinto es la FM que más protagonistas internos tiene, con muchos programas, con una grilla muy variada, donde se distribuyen hora por hora programas de salud, de la tierra, de las culturas indígenas, de la soberanía alimentaria, de jóvenes, de mujeres, de música chamamecera, de deportes. Es una radio que ha disputado palmo a palmo con las radios municipales y comerciales de Pinto pero también de otros pueblos a los que llega como Sumampa, Real Sayana, incluso, hasta de Colonia Dora”.
Las radios nacieron en sitios donde otras radios existían. En muchos casos reproduciendo contenidos elaborados en centros urbanos. En otros con auspicio de los poderes locales, tanto empresariales como políticos. El movimiento campesino era conocido pero había que presentar a los medios de comunicación. Había que competir, encontrar audiencias, crear interlocuciones. Había que desarrollar medios de comunicación y no meras propaladoras discursivas. Había que –además de crear radios- hacer radio.
La cuestión de la competencia en un colectivo social que basa su construcción en la solidaridad, el compartir y caminar juntos, es complejo pero no lo esquivan. Saben que hay otro mundo y está en éste, que quieren cambiar la vida. También saben que las condiciones de disputa no las ponen solos. Ángel toma aire y continua: “la FM del Monte es más austera, cuatro programas diarios con fuerte contenido. Uno histórico político; otro sobre Latinoamérica, los movimientos y las luchas; otro de género; y otro de deporte y música popular chamamecera”.
La radio de Tintina es la más vitalista, “se mueve más al compás de los procesos de las personas y de la central campesina. Por ratos es intensa y popular, y con mucha presencia en lo público, por ratos es música, mensajes comunitarios”. Mirando a las radios en una misma foto se puede concluir en que sus programaciones están orientadas a rescatar la cultura, el cuidado del medio ambiente y la identidad campesina. “Las radios tienen una característica transversal y diferencias. Lo transversal, que las cruza, es la disputa de sentido de lo agrario, los alimentos, la ecología, el ambiente, el pensamiento crítico al sistema económico político, pero las cruza un lenguaje más poético-dialéctico-crítico que científico-dialéctico”, sigue Ángel y es difícil interrumpirlo para hacerle más preguntas. “Se da en la santiagueñidad un momento muy fuerte de lenguaje, arte, poesía y música, lo estamos comprobando en la cantidad de músicos jóvenes, mujeres y hombres que crean chacarera de fusión rock, o jazz, o hip hop. Esa conjunción de tiempos, de temporalidad poética artística, incluso coincide con el nacimiento mismo de las luchas campesinas”.
Las radios del movimiento llegaron sin permiso. De ningún tipo. Irrumpieron en el aire con equipamientos austeros pero eficaces, estudios e infraestructura diseñados por los campesinos. Amorosamente decorados con fotos de referentes de la lucha campesina o líderes latinoamericanos, cada estudio de emisión cuenta con aire acondicionado para cuidar los equipos. En una provincia donde ese artefacto es un lujo, la certeza que un equipo de transmisión recalentado no sirve para nada, da lugar al pragmatismo y el gasto.
Cada uno de los proyectos radiofónicos proponen una discusión profunda y varias aristas acerca del modo en que se utilizan las tecnologías; el modelo de sustentabilidad apelado; la situación legal de las emisoras comunitarias y campesinas; las fuentes alternativas de energía empleadas, entre otras. Cada una de las emisoras convoca a imaginar la radio como herramienta, medio y espacio de intermediación y transformación político-cultural de cada comunidad. |
Deolinda Carrazo explica que:
“Cuando se irrumpe en el espacio público o en cualquier otro espacio al que no hayas sido invitada, para hacer accionar sobre algo que allí está sucediendo, se produce sobre los demás un extrañamiento, que trae aparejado alguna toma de decisión frente a esa problemática. Y este es uno de los puntos en la comunicación más notables: cómo el/la otro/a representa su adhesión o desacuerdo con lo que está viendo o por lo que está siendo atravesado/a, cuando se ve con la necesidad de reaccionar, de preguntar o de gritarte”.
Esa irrupción en los pueblos santiagueños ya tiene consecuencias, algunas de las cuales fueron mensuradas. Ángel cuenta que hicieron una encuesta en las ciudades Tintina y Quimilí para preguntar acerca de la legitimidad y simpatía o adhesión por el MoCaSE-VC. “Se concluyó que las radios del movimiento han tenido un rol preponderante: mucha gente se ha sacado los tabúes sobre el movimiento, la información llega límpida y directa, quiénes somos, qué hacemos, qué objetivos tenemos, cómo vemos la coyuntura política local, provincial y nacional”.
Lo plural, el carácter propio de cada radio lo dan, lo construyen, se genera por el sentido mismo de lo local, de la territorialidad, por el sesgo propio cultural de cada región de la provincia. Santiago del Estero no es uniforme en su ruralidad y campesinado, “la diversidad es mágica, es notable, es muy fuerte, y tiene que ver con la vinculación a sus provincias vecinas, y cada radio, salvo la de Tintina, está muy cercana a una provincia fuerte en contenidos culturales, económicos y políticos. Santa Fe a la de Pinto, Tucumán y Salta a la Paj Sachama, Chaco a la de Quimilí, y ahora estamos comenzando en la serranía en Villa Ojo de Agua, a veinte kilómetros de Córdoba”.
Las radios son diversas en sus contenidos y protagonismos más allá de las características comunes. Esa diversidad tiene que ver por un lado con la vinculación o vecindad con provincias fuertes en lo cultural como son las provincias del norte argentino, donde hay vitalidad ancestral, indoamericanismo. También con los procesos de las organizaciones territoriales que antecedieron al MoCaSE-VC y de alguna manera le marcaron caminos.
Una compañera, así llaman a las radios. Las comunidades campesinas sienten las radios como una estrategia de disputa territorial, cultural y de sentido. Una compañera que protege la construcción de otra posibilidad de vivir la vida, de otra sociedad, de un futuro distinto. Las emisoras también ayudaron a que el MoCaSE-VC no fuese visto como un “grupo de forajidos de izquierda” o “usurpadores de tierras”. Personas que tenían prejuicios sobre el movimiento a partir de la imagen que construían de él los medios tradicionales de difusión, cambiaron su perspectiva después de escuchar a un militante que pasa un chamamé o lee un poema o habla en lenguas de una historia familiar pasada de boca en boca. Ángel continúa:
“Un relato muy completo diría que en el pueblo, en la clase trabajadora, en la burguesía, sin ninguna duda, con las radios se desarmaron muchos prejuicios. A su vez, dejaron de asustarse del socialismo, o de una sociedad distinta al capitalismo. Se van abriendo a que una sociedad así, capitalista, no da más, que hay que construir otra sociedad, y se mira eso ya sin susto, sin miedos. En las escuelas primarias las maestras han cambiado el contenido de muchas de sus materias. En geografía, en historia. Nos llaman, nos han premiado por ecológicos, nos han dado menciones por pasar en las radios las carreras de bicicletas. Eso en sociedades muy cerradas como suelen ser estos pueblos, me refiero a la burguesía comerciante, o ganadera, sin duda, es un cambio de actitud, y eso lo digo y se me ponen los pelos de gallina: ¡Es por las radios! Porque nos hemos desnudado a nosotras y nosotros mismos”.
Dar la cara y hacer escuchar sus voces desde las radios ha generado mayor autoestima colectiva y mayor confianza en las comunidades. Una confianza que definen como “arrobadora, porque es casi imposible pensar que las santiagueñas y santiagueños sean arrolladores, arrogantes”. Donde todavía no se instaló una radio la gente les pregunta “¿cuándo llega nuestra radio?”.
En toda la geografía santiagueña se da una relación mágica con lo emocional. Las radios del MoCaSE-VC se han configurado a la usanza santiagueña, lentas, pausadas, sin prisas, sin la obligación de competir, sin tensiones comerciales, con sutilezas, con mañas, picardías, astucia para seducir y enamorar. “Porque si algo hay que hacer revolucionariamente, tiene que estar regido por el amor, algo que en la izquierda dejamos de lado, como si fuera una debilidad. Es lo más difícil de construir y de adquirir, el amor, los afectos, la sensibilidad”.
Una de las tecnologías mayormente empleadas para potenciar el ida y vuelta entre las audiencias y las emisoras comunitarias es el mensaje de texto de los teléfonos móviles (SMS). A través de éste la comunidad puede contactarse con las radios de manera instantánea y relativamente económica. Así, los mensajes de texto son empleados por las radios del MoCaSE-VC y sus oyentes, ya sea para anunciar alguna actividad que realizan, para enviar informaciones de tipo periodístico o de servicio social, o tan solo para enviar un mensaje.
Mientras en Santiago del Estero la red de telefonía fija y el tendido de internet no está adecuadamente desarrollado por las compañías telefónicas, el mensaje de texto, junto con la radio, se plantea como la tecnología más propicia para comunicarse.
Según el Informe Técnico de Acceso y uso de tecnologías de la información y la comunicación (EPH) del cuarto trimestre de 2017 se registró que el 75,1% de la población de Santiago del Estero utiliza el teléfono celular.
En aquellos casos en que las audiencias no tienen un acceso frecuente a internet ni a un teléfono de línea, los SMS pueden servir para fortalecer la comunicación de las radios comunitarias con su público. Así, como en el caso de las radios campesinas, los oyentes pueden enviar opiniones, comentarios o pedidos a los programas de radio. Sin embargo, los mensajes de texto no pueden utilizarse para enviar informaciones complejas. Más bien, son útiles para informaciones acotadas u opiniones muy precisas, ya que la máxima extensión de un mensaje de texto es de 160 caracteres, y por lo tanto difícilmente permita intercambios profundos.
Para realizar un uso sistemático de los teléfonos celulares en la radio es recomendable implementar algún software que facilite el trabajo y potencie el uso de esta herramienta. De este modo, suele ser muy útil instalar en una computadora un software para envío y recepción de mensajes de texto como Frontline (www.frontlinesms.com). Una vez que se conecta un celular a la computadora, este programa permite enviar y recibir mensajes de texto y ampliar las posibilidades del dispositivo telefónico y está previsto incorporarlo a la rutina de producción de las radios.
Gestión y Financiamiento
La Asociación de Emisoras Municipales y Comunitarias de Radio y Televisión de Andalucía, España (EMA-RTV) integra a más de 100 medios municipales (86 radios y 35 televisiones) y cuenta con 25 años de experiencia en el sector de la comunicación pública local, la sensibilización por medio de proyectos de comunicación para el desarrollo y cambio social, la producción de contenidos de radio y televisión, el diseño de campañas de comunicación y la puesta en marcha de cursos de formación para empleados y desempleados, congresos y foros de debate.
EMA-RTV tiene diferentes áreas de trabajo: radio, televisión, web, formación, publicidad, diseño, proyectos y administración. Es red y organización no gubernamental. Luego de encontrarse en eventos y espacios de formación, participantes de La Tribu y de EMA-RTV decidieron emprender proyectos de cooperación conjuntos, en los que se pusieran en práctica las experiencias del trabajo en red y la promoción de una comunicación alternativa en sitios donde el estado y el mercado no llegan por falta de interés. Se inició una gestión de fondos de los municipios de Andalucía que tienen una cuota destinada a la cooperación internacional. Con esas partidas presupuestarias EMA-RTV y La Tribu consiguieron los recursos necesarios para la instalación de las radios campesinas.
La otra dimensión del financiamiento es la vinculada con la gestión económica de las FM una vez que están al aire. En este plano, el MoCaSE-VC desarrolla sus propias estrategias. Aportes de vecinos, contribución de los miembros del movimiento, trabajo voluntario, recursos alternativos (como el caso de FM Paj Sachama en Las Lomitas que transmite con energía generada por paneles solares), publicidad tradicional, fiestas populares, apoyo de iniciativas económicas paralelas que el movimiento tiene en algunas centrales (carnicería, verdulería, venta de productos de elaboración propia) configuran un entramado complejo de sostenibilidad que les garantiza autonomía. Sostenibilidad que primero fue social, luego organizacional y política, y por último económica, articuladas estas dimensiones entre sí en un delicado equilibrio.
Muchos logros en diez años de hacer radio. Utopía y realidad.
“Existe una utopía que concierne a los medios de comunicación. Un lugar en donde el esquema de estos medios estalla y de sus pedazos nacen voces múltiples y mensajes abiertos. Un lugar donde ya no existen un emisor conocido que habla y millones de receptores desconocidos que escuchan. Donde los mensajes no son mercancías, los objetos no son fetiches, el contenido vuelve a tener el peso que perdió para poder circular rápidamente. Un tiempo en el que la realidad no es más un espectáculo sino el mundo en el que vivimos y, por lo tanto, el mundo que podemos transformar. Un espacio en el que la tecnología nos sirve para hacer lo que queremos y no para conectarnos al mercado de los estereotipos. Este lugar es utópico no por ser imposible sino porque no existe más que como consecuencia de una lucha constante contra lo existente. Es un lugar que puede triunfar sobre lo real, puede perdurar o desvanecerse, persistir o ser aniquilado, iluminar un instante, apagarse, perpetuarse en la historia como el recuerdo de un resplandor, vivir décadas alimentado por el ejercicio diario de muchos hombres y mujeres, hibernar en la memoria colectiva”. ( Tordini & Lamas, 2009)
Características comunes
Las radios comunitarias reúnen características comunes que pueden sintetizarse en:
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- Autosostenibles. La misma comunidad en la que están insertas y las centrales campesinas que las gestionan, son responsables por la sostenibilidad económica, social y organizacional.
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- Participativas. No tienen estructuras verticales, se organizan de acuerdo a las necesidades discutidas y decididas de manera colectiva entre los campesinos de cada sub región en la provincia.
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- Accesibles. En las cinco radios hay programas realizados por referentes del movimiento campesino y también por vecinos de los pueblos y ciudades donde las emisoras tienen cobertura.
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- Participan en redes. Las cinco radios constituyen una red en sí misma, se articulan con otros medios de comunicación de campesinos y otros movimientos sociales y participan de redes nacionales e internacionales como AMARC.
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- Utilizan en mayor medida fuentes propias. Cuentan con corresponsalías populares realizadas por campesinas-os, trabajadores rurales, estudiantes, cooperantes.
- Transmediales. Una parte (todavía porcentualmente menor) de los contenidos que se producen y ponen en el aire, también son publicados en redes sociales, enviados como noticia a agencias afines, en muchos casos filmadas y editadas en video y luego subidas a canales de YouTube o emitidas en televisoras comunitarias aliadas. Quienes gestionan las radios tienen la decisión de profundizar en esta metodología de producción y difusión.
Lecciones aprendidas y desafios
Las radios como espacio formativo recuperaron la tradición oral para contar historias. Muchas de esas historias tienen que ver con la semilla, las lluvias, las épocas de siembra y cosecha, el cuidado de los animales, el combate específico a una plaga que ataca lo sembrado. También desde las emisoras se han denunciado a los desmontes ilegales. “Si un campesino ve una topadora, enseguida se hace una cadena de mensajes por teléfonos móviles hasta que ese mensaje (a veces con foto) llega a alguna de las radios” cuenta Deolinda, una de las referentes del MoCaSE-VC. “De esa manera podemos alertar a las autoridades y también movilizarnos hasta el sitio donde estén desmontando”. Para los campesinos la protección del monte es vital. El avance de la soja (de quienes siembran soja) es permanente, incluso violando la ley que desde 2009 estableció la prohibición de autorizar desmontes, talas y extracción hasta que cada provincia elabore una ley de ordenamiento territorial que determine zonas rojas, de máxima protección; amarillas, pasibles de aprovechamiento sostenible; y verdes, que pueden transformarse para otros usos agrícolas o ganadero.
Asegurar el acceso a la tierra, las pesquerías y los bosques es crucial no sólo para permitir a los pequeños productores alimentar al mundo. El acceso a los recursos naturales es cuestión de dignidad y de vida o muerte para millones de comunidades de agricultura campesina, pastores, pueblos indígenas y pescadores. En muchas regiones, la ocupación de los territorios crea sufrimiento masivo por el desplazamiento de personas y comunidades; y la destrucción y confiscación de sus parcelas acrecienta aún más los conflictos violentos.
Tomado de: "Comunicación para la agricultura familiar y el desarrollo rural en América Latina, 2017"