Juventudes rurales de América Latina y el Caribe expusieron buenas prácticas para construir una agenda común de trabajo en la región

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Acceso a la tierra y al financiamiento, reducción de la brecha digital entre el área rural y urbana, fortalecimiento de la identidad local y más incidencia en las políticas públicas de la región, fueron los aspectos más destacados de la jornada de intercambio de experiencias realizados por la oficina de FAO para América Latina y el Caribe en conjunto con la Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar del MERCOSUR (REAF/MERCOSUR), la Secretaria Ejecutiva del Consejo Agropecuario Centroamericano (SECAC/SICA) y jóvenes de distintos países de la región.

El evento organizado fue parte de la agenda de actividades del Foro Mundial de la Alimentación 2022 y tuvo como objetivo propiciar el diálogo entre representantes de las juventudes rurales de la región, para recompilar buenas prácticas e ideas que aporten a la construcción de una agenda regional común.

Marcela Curiquen, consultora de FAO para el área de alianzas con No Gubernamentales y moderadora del encuentro, destacó que estos diálogos son una instancia que reúnen a miles de jóvenes rurales de la región, a sus organizaciones de base, redes e instituciones publicas y privadas de desarrollo rural, que en los últimos diez años han apostado por asegurar que las y los jóvenes sea protagonistas de las agendas de transformación de los sistemas agroalimentarios.

La parte inicial de la actividad contó con la participación de Lautaro Viscay, Secretario De la Reunión Especializada de Agricultura Familiar del Mercosur (REAF/MERCOSUR), Virginia Porto, Referente de Juventud en el Instituto de la Juventud de Uruguay y Alexander Herrera, de la secretaria ejecutiva del Consejo Agropecuario de Centroamérica, quienes expusieron algunos elementos esenciales para entender la agenda regional de juventudes rurales en el marco de los mecanismos de integración regional, destacando la Estrategia de Juventudes Rurales del SICA y las normativas existentes en la REAF/MERCOSUR. 

En la secuencia de la actividad, donde jóvenes y representantes de las instituciones pudieron intercambiar sus experiencias, una de las principales reflexiones que formó parte del diálogo se enfocó en la necesidad de que las voces y aportes de las juventudes sean valorados al momento de la toma de decisiones por las diferentes instituciones y organizaciones,

Mallumy Guillén, joven de El Salvador y perteneciente a la Red Regional de Juventudes Rurales de SICA, expuso la necesidad de crear mecanismos efectivos que permitan incorporar la visión de las juventudes, sus perspectivas a las políticas públicas y pasar de la “protesta a la propuesta” fomentando el “arraigo de la tierra de los jóvenes y también la diversidad profesional que existe en los territorios rurales”.

Max Orellana, del Instituto Nacional de la Juventud de El Salvador, apuntó a las similitudes que existen en las distintas demandas de los jóvenes de la región, en especial con la lucha por el acceso a la tierra por parte de los jóvenes. Orellana consideró que el mayor esfuerzo hecho por el instituto del que forma parte ha sido “incluir a los jóvenes rurales dándole más visibilidad a la voz de estos jóvenes frente a sus pares urbanos” a través de la creación de la mesa nacional de juventud rural.

Por su parte Lucia Sosa, joven uruguaya perteneciente a la comisión de juventudes de la REAF, indicó la importancia de espacios como las mesas de desarrollo rural como mecanismos ideales para la articulación interinstitucional

El último bloque de la jornada estuvo circunscrito a la exposición de experiencias de empoderamiento económico en los territorios rurales, así como en abrir el debate en torno a la necesidad de apoyar la base material y las condiciones de vida de las juventudes rurales con el fin de frenar la migración a las ciudades.

Abner Xitamul Can, joven guatemalteco del pueblo maya quiche y miembro de la red regional de juventudes rurales del SICA, expuso que la fortaleza con la que cuentan para hacer frente a los grandes desafíos es el “sistema ancestral y familiar de aprovechamiento del maíz”, así como las “prácticas ancestrales de convivencia comunitaria”.

Para Abner el aprovechamiento de sus capacidades durante la pandemia les permitió organizarse para en conjunto con el ministerio de agricultura y ganadería, promover una iniciativa para dotar de alimentos a las escuelas.

Iván Aquino Fariña, desde el Paraguay y formando parte del Proyecto Más Algodón, realizó una valoración cualitativa sobre la situación del joven el campo de su país, caracterizada por obstáculos de tipo motivacional y con el desinterés por la política, “deben involucrarse e interesarse más por la política porque este la forma de organización de la sociedad y a través de ella se logran muchas cosas”.

Al cierre de la actividad, Avelino Juárez, miembro de la Red Nacional de Juventudes Rurales de Costa Rica, valoró el encuentro y declaró:  “Espacios de diálogo como el de hoy son sumamente importantes porque reafirman el compromiso que tienen la institucionalidad con las juventudes rurales. Un espacio que anteriormente no estaba diseñado porque antes no se contemplaba a las juventudes rurales dentro de los espacios de incidencias”.  

Tomado de: FAO