Camina de manera lenta, pero segura. Está entusiasmada porque llegó uno de los días más importantes del año para ella, según afirma. La visitamos en la reunión de directores de escuelas de Asunción, que se movilizan para la exposición de frutas y verduras en conmemoración por el Día Mundial de la Alimentación que, como todos los años, es un evento en el que estudiantes muestran el trabajo realizado en sus huertas escolares y familiares, ahora con un redoblado esfuerzo por los efectos de la pandemia.
“El año pasado no pudimos hacer, pero este año, con las medidas sanitarias, retomamos nuestra exposición”, dice la profesora Rosa Acuña, supervisora de Apoyo Técnico Pedagógico y Administrativo de la región 1 de Capital, Asunción, promotora desde hace una década de un proyecto de huertas escolares y familiares, que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) en Paraguay viene respaldando.
La exposición es solo una parte del trabajo que realizan docentes y estudiantes de más de 80 colegios. “Estamos muy satisfechos. Logramos concientizar a las familias sobre la importancia no solo de un consumo sano, sino sobre la importancia de tener en casa sus propios productos”, dice la profesora. Afirma que “los mejores agentes de cambios en la familia son los niños y jóvenes”.
Conversamos con ella para conocer más sobre el trabajo que realiza. Comenta primero que todo comenzó cuando detectaron que los estudiantes de un colegio tenían un rendimiento académico bajo y, tras una investigación, descubrieron un grave problema de alimentación y nutrición. Así nació una huerta escolar, luego varias en otras instituciones hasta llegar a las huertas familiares. En este 2021, iniciaron el proyecto de huertas verticales.
Aquí nos comenta más sobre esta década de esfuerzo.
¿Cómo fue el proceso de las huertas escolares y familiares durante estos 10 años?
En vista que aumentaba cada vez más la cantidad de reprobados en las diferentes materias elaboramos el proyecto de integración “Combatiendo el hambre y la mala nutrición, ambiente saludable, y un jardín comestible en casa”, realizando una evaluación de base.
Como resultado preocupante, se detectó que el 65,2% de niños tenía hambre y, estimativamente, un 30% tenía problemas de salud. Entonces, se inició un trabajo de concientización para las familias, a fin de preparar alimentos para sus hijos. Como alternativa de la alimentación primero se eligió la soja, por el bajo costo para preparar leche y alimentos derivados de la misma. Luego comenzamos con las huertas escolares.
Capacitamos a los directores, docentes y a la familia, con expertos agrónomos y agrícolas. Sabíamos que para lograr el objetivo debíamos trabajar intensamente para conseguir un cambio de mentalidad en la familia. Año tras año, íbamos logrando el objetivo propuesto, que cada casa tenga una huerta y que cada familia pueda elaborar diferentes comidas con sus propios productos. La población con la que trabajamos ahora es aproximadamente 32.000 alumnos de 98 instituciones.
¿Cuál es la importancia de la vinculación de estudiantes en las huertas escolares y familiares?
Los mejores agentes de cambios en la familia son los niños y jóvenes. Por eso es importante iniciar la preparación de una huerta en las escuelas y luego llevar a las casas. Ese trabajo va como una actividad relacionada con las materias, como las matemáticas, sociales, salud, trabajo y tecnología y otros. Así se va promocionando una huerta en casa e instalando en cada familia una vida saludable.
¿Qué papel cumple la familia en esta iniciativa?
El papel es fundamental, porque ahí es donde se debe fortalecer el mejoramiento de los niveles de educación sobre la salud y la seguridad alimentaria, teniendo acceso a alimentación en cantidad y calidad adecuada. Desde la escuela podemos ser guías, pero en las familias está la aplicación para lograr una vida sana.
Además, el proyecto va orientado a la creación de oportunidades laborales preparándoles a los integrantes de las familias para insertarse en el mercado laboral. Ellos se convierten en protagonistas de su propio desarrollo.
¿Cuál es el papel de directores y docentes?
Los directores y docentes son los actores de los cambios sociales. El papel que tienen es fomentar la idea de aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a emprender a saber vivir, pensando en un futuro mejor para niños y jóvenes. Deben sensibilizar a las familias sobre la seguridad alimentaria para formar personas útiles con cultura alimentaria, para erradicar el hambre y la pobreza llevando una vida mejor.
¿Cómo se podría ampliar el proyecto a nivel regional?
Se puede ampliar iniciando este tipo de proyectos en las zonas más necesitadas e ir ampliando el área de cobertura en etapas hasta cubrir todo el territorio nacional. Se debe considerar algunas etapas, como preparación, ejecución del proyecto con línea de acción, implementando una estrategia a través de los medios de comunicación.
¿Cuál es su evaluación general sobre estos 10 años de trabajo?
El camino recorrido en estos 10 años no fue fácil, porque tuvimos que redescubrir el valor de la familia, en este caso la urbana, con un modelo de vida de educación y cultura desde el punto de vista económico. Teníamos que asegurar una vida digna permitiendo a las familias combatir la causa principal el hambre, la malnutrición y la creatividad sustentable para sus propios alimentos. Concientizar para que todas las familias se involucren para la preparación de una huerta y su uso como alimento para sus hijos fue lo más importante.
En estos años se ha instalado en la familia el concepto de la preparación de una buena alimentación. Algunas familias, además de alimentarse por el cultivo de la huerta, también les sirve como medio económico. En este tiempo de pandemia han utilizado la tecnología como modalidad virtual para aprender a preparar la huerta vertical siendo todo un éxito. Seguimos aprendiendo, seguimos impulsando cosas nuevas, y esperamos seguir aportando nuestro granito de arena para lograr una vida mejor.
Estos 10 años, en forma continua e incansable, hemos logrado que nuestros niños estén bien alimentados, con un proyecto de autogestión. Y eso es lo más importante.
Programa de actividades por el DMA2021
Tomado de: FAO