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Manzana: Cooperación campesinos-universidades. Innovación en la pandemia

Experiencias

Por Bertha Salinas y Alex Ortiz

En las montañas de la Sierra Norte de Puebla (México) vive Miguel Ruiz Esteban, maestro rural y productor de manzana. Por más de 20 años, Miguel ha fomentado en sus estudiantes campesinos de secundaria la recuperación de saberes locales, la soberanía alimentaria y el emprendimiento colectivo, dentro de un modelo educativo original que vincula la escuela con la comunidad. 

Conociendo el trabajo de Miguel y de sus colegas, un grupo de universitarios lo invitó a participar como contraparte comunitaria en una convocatoria que lanzó el gobierno de México, a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), conocida como “Redes Horizontales de Conocimiento”. Su finalidad era que las universidades se aliaran con un grupo social de alta marginación para generar alternativas que mitigaran los efectos de la pandemia Covid 19. 

Miguel, en consulta con Evelia Hernández agrónoma de la comunidad, aceptó y propuso trabajar sobre la manzana por ser un producto de gran calidad de Tepexoxuca, su comunidad, y de gran parte del municipio de Ixtacamaxtitlán, Puebla. El proyecto se elaboró a distancia a gran velocidad y fue aprobado en agosto de 2020, para ser ejecutado en sólo cuatro meses, de septiembre a diciembre.

LOS EQUIPOS Y SUS CONTRIBUCIONES AL PROYECTO

La Universidad de las Américas Puebla (UDLAP), fue la responsable oficial del proyecto y se encargó de desarrollar un producto agroalimentario a partir de la manzana. Investigadoras del área de ciencias de alimentos, Diana Baigts Allende y Milena Ramírez Rodrigues, produjeron un prototipo de manzana deshidratada (chips), además de un empaque y su etiqueta. También elaboraron una infografía para promover los productos agroalimentarios y artesanales del municipio de Ixtacamaxtitlán, con el apoyo de un equipo de diseño.

Un agrónomo del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Querétaro (ITESM-Qro), Juan Valiente Banuet, realizó una valoración de los sistemas de producción frutícola, para dar orientaciones sobre una producción sustentable de manzanas con componente de rentabilidad y de protección al medio ambiente.

Una comunicadora y educadora popular de la Universidad Iberoamericana Puebla, Bertha Salinas Amescua, estableció los puentes con el grupo de productores de Miguel y el equipo comunitario que se comunicaría con los universitarios de ciencias de alimentos, agronomía y diseño. También coordinó la consulta-encuesta a los productores para conocer sus percepciones y propuestas sobre la innovación, la organización y el emprendimiento. Las tres universidades incorporaron a estudiantes becarios.

El equipo comunitario, que coordinó Miguel, estuvo integrado por tres productores de manzana, Evelia como agrónoma, Jaime como productor de la comunidad y Judith quien apoyó para identificar y contactar a productores y artesanos que aparecerían en la infografía. Además, Antonio, estudiante de la comunidad, recibió una beca y colaboró en levantar el padrón de productores y la consulta.

EL DESAFÍO DE LA COMUNICACIÓN EN CONTEXTO DE PANDEMIA

Para Miguel y para los equipos universitarios, acostumbrados a realizar trabajo de campo, resultó extraño hacer todo el proyecto a distancia. La única salida fue que cada equipo trabajara su parte, pero se necesitaba una vía eficiente de comunicación con el equipo comunitario. Para ello, se estableció un esquema comunicativo de estrella, donde Miguel fue el pivote de relación con la coordinadora del proyecto y con todos los equipos, utilizando WhatsApp, correo electrónico, plataforma zoom y visitas domiciliarias a los productores. La toma de fotografías y pequeños videos sobre los huertos de manzana fue otro recurso para dar información al equipo de agrónomos. A pesar de los problemas de conectividad por la sierra escarpada, la comunicación fluyó y el trabajo se realizó. Sin saberlo Miguel se convirtió en un comunicador activo y eficiente. Este proceso de investigación a distancia y a gran velocidad permitió ver a la comunicación comunitaria con un enfoque hacia el cambio social, porque propició el diálogo entre los conocimientos académicos y los saberes comunitarios, considerando los intereses de la comunidad. La relación interpersonal buscó la horizontalidad del intercambio y el encuentro de saberes, es decir la comunicación se convirtió en un eje fundamental.

LOS PRODUCTORES SERRANOS DE MANZANA

El municipio de Ixtacamaxtitlán es de alta marginación, donde habitan pequeños agricultores que producen manzana para mitigar la inseguridad alimentaria. En este municipio se encuentran las comunidades de Tepexoxuca, Vista Hermosa de Morelos, Huixcolotla, Tecoltemi y Xonacatla, que en su mayoría, son de ascendencia indígena náhuatl con una población aproximada de 25,326 habitantes (12,347 hombres y 12,802 mujeres). En promedio, cada productor posee dos hectáreas de tierra para los cultivos de maíz, frijol y árboles frutales, principalmente de manzana. Se trata de una variedad criolla que en la región es conocida como “manzana encerada española”. Anteriormente, esta variedad no se comercializaba porque no se conocía mucho. Sin embargo, el trabajo de los productores por más de 20 años, ha logrado consolidar un mercado e incrementado el consumo local, dando prioridad a aspectos de calidad como: apariencia, sabor, aroma y textura. El problema es que los intermediarios se aprovechan de la falta de transporte de los productores o de sus reducidos volúmenes y pagan la manzana hasta diez veces menos del precio de venta al consumidor, por ello el procesamiento del producto puede darle un valor agregado e incrementar los ingresos familiares.

LAS VOCES DE LOS CAMPESINOS SOBRE INNOVACIÓN Y EMPRENDIMIENTO

El equipo comunitario, aplicó la encuesta-consulta a los productores. Primero, se levantó un padrón de 72 productores, de los cuales se eligieron 35 para realizarles la encuesta de percepciones y propuestas sobre la innovación y la organización. De los encuestados sólo dos fueron mujeres, quienes expresaron que la falta de organización de los productores, se debe al individualismo y a la falta de comunicación entre ellos; creen que, quizá, con el acompañamiento de un guía podrían afianzar la relación entre productores. Al preguntarle a Isabel Vásquez ¿Cuál cree que es el problema principal para que los productores se organicen? dijo:

“El problema es el individualismo y la falta de orientación, además que con un trabajo conjunto se generan más compromisos y tienes que cumplir algunos requisitos, como son calidad, cantidad y presentación, por eso muchos no están dispuestos a trabajar en grupo y cada quien tira para lo suyo”

Es probable que si hubiera más mujeres productoras, la organización caminaría mejor y más rápido, porque muchas experiencias rurales muestran la disposición de ellas al trabajo colectivo.

En cuanto a la tenencia de tierra, la gran mayoría de los productores manifiesta tener una pequeña propiedad en donde cultivan la manzana y otros productos. La limitada capacidad de producción del fruto para la venta, les impide obtener grandes clientes. Sin embargo, este factor también puede representar una oportunidad de unión y trabajo colectivo si se lograra una organización adecuada entre miembros de varias comunidades.

Otro factor relevante que se observa en las respuestas de los productores es el desconocimiento de temas como el procesamiento de la manzana, sistemas de riego, comercialización, emprendimientos, estudio de suelos, entre otros. Ellos explican que este desconocimiento provoca que mucha fruta que no venden, se pierda, se pudra o se deseche, así lo expresaron:
“No tengo idea, hace falta conocimiento en cómo transformar la manzana” José A. Hernández.

“Se le dan a los cerdos, se consume en la casa en ensaladas y lo demás se tira” Wilfrido Limón.

“No tenemos los conocimientos y aquí no hay alguien quien nos motive” Victorino Fernández.

Casi todos los consultados afirmaron que están interesados en recibir capacitación técnica en diversos temas, aunque algunos dijeron que eso se les promete y luego no se cumple.

Una problemática que también se identificó es la aparición de nuevas plagas en las comunidades, como son el fraile y el chapulín, esto genera incertidumbre en los productores porque no acostumbran el uso de agroquímicos; ellos saben muy bien que si los usaran se daña lo orgánico del producto y se daña al medio ambiente.

Finalmente, se busca motivar a los productores de una red de comunidades para incentivar la autosuficiencia alimentaria y el incremento de ingresos, mediante la venta de productos alternativos al producto fresco. Es muy importante que toda la población se sienta incluida en este proyecto, que conozca sus resultados, mediante los talleres de difusión y devolución, y se motiven a capacitarse en innovación agroalimentaria y técnicas agronómicas para contribuir a la reactivación económica de la región.

Y… LO QUE SIGUE

Como todo proyecto de desarrollo rural, de tipo demostrativo o experimental, éste plantea preguntas sobre la aceptación que tendrá entre los productores. En este sentido, Miguel, Evelia y los productores, tendrán que decidir si la propuesta para procesar la manzana les parece adecuada para darle seguimiento. Habría que dar pasos hacia la organización, la obtención de financiamiento para la elaboración en gran escala de productos procesados y sobre todo la búsqueda de mercados.

El confinamiento que exige la pandemia, ha retrasado la realización de los talleres de devolución de los resultados a los productores y el debate abierto sobre el futuro de esta experiencia. No obstante, un logro importante es que los equipos hayan trabajado a distancia para cumplir con los entregables del proyecto, en un tiempo tan corto. La colaboración comprometida entre campesinos y universitarios de distintas disciplinas fue posible y es muy necesaria en América Latina. Miguel y nosotros nos preguntamos, ¿cómo hubiera sido esta experiencia si los equipos hubieran trabajado en diálogo y en relación directa, sin la distancia del confinamiento?

Conozcamos más sobre el proceso de deshidratación de manzanas en el siguiente video: 

Responsable del proyecto: Diana K. Baigts Allende / Bertha Salinas Amescua
Organización: Universidad de las Américas Puebla / Universidad Iberoamericana Puebla
Correo electrónico: bertha.salinas@iberopuebla.mx
Publicado el