Evaluar sistemáticamente los daños y pérdidas por desastres -como sequías, inundaciones o huracanes- en el sector agrícola, es clave para entender la vulnerabilidad de las personas que dependen del sector agropecuario, y para contar con políticas capaces de reducir dicho impacto y garantizar la seguridad alimentaria.
Para hacer frente a ese desafío, la FAO desarrolló una metodología para evaluar el impacto por daños y pérdidas económicas de los desastres en cultivos, ganadería, pesca, acuicultura y silvicultura, para desastres de pequeña, mediana y gran escala. La herramienta aborda desde la recopilación hasta la sistematización, análisis y reporte de datos para la toma de decisiones.
La agricultura absorbe una parte desproporcionada de los desastres. Según la FAO, entre el 2008 y 2018, a nivel mundial la agricultura y sus subsectores absorbieron el 26% del impacto causado por desastres de mediana y gran escala. En América Latina y el Caribe, las pérdidas alcanzaron los US$ 29 mil millones.
Sin embargo, esta cifra está lejos de representar la realidad dado que los impactos en la agricultura, y sobre todo las pérdidas económicas directas no suelen ser debidamente cuantificadas, pese a las severas consecuencias que tienen para la agricultura y la seguridad alimentaria.
"Los desastres resultan en daños y pérdidas de producción, con un impacto económico directo para los productores, que se traduce a lo largo de toda la cadena de valor afectando el crecimiento general del sector y de las economías nacionales. Esta situación se ha agravado aún más por la pandemia", dijo Anna Ricoy, Oficial de Riesgos y Desastres de la FAO para América Latina y El Caribe.
Países que la están implementando
En Argentina, Colombia, Chile y Uruguay, la metodología ya está siendo adoptada para poder fortalecer los sistemas nacionales de evaluación de daños y pérdidas. En algunos casos se han sumado herramientas y tecnologías digitales para la recolección de datos de campo y su registro.
La idea es extender la adopción e institucionalización de la metodología en otros países de América Latina y el Caribe, ya que permitiría asegurar la comparabilidad y estandarización de los datos entre países y subregiones.
Un sistema de evaluación de daños y pérdidas puede generar el necesario respaldo de instrumentos financieros (asignaciones presupuestarias, fondos, seguros), que permitan la inversión a mayor escala, en una agricultura y unos sistemas alimentarios más sostenibles resilientes e inclusivos.
La metodología desarrollada por la FAO ha sido dada a conocer en distintos países de América Latina y el Caribe en un ciclo de seminarios, seguidos por cerca de cinco mil personas. La apuesta es que la información permita movilizar la acción conjunta entre los sectores público y privado.
Además, su adopción facilitaría el cumplimiento de los compromisos y reporte de indicadores en las dos principales agendas internacionales que reconocen la resiliencia como fundamental para su logro, el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres, y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Tomado de: FAO