De la granja al comedor escolar

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En Kirguistán, en Asia Central, un programa piloto de la FAO permite a los agricultores locales suministrar alimentos para las comidas de los escolares

Desde 2006, la alimentación escolar ha sido una de las estrategias de Kirguistán para luchar contra la inseguridad alimentaria. Los principales beneficiarios han sido habitualmente los estudiantes, que reciben a diario un desayuno caliente. Pero ahora, un programa piloto de la FAO explora cómo este programa puede mejorar también las vidas de los pequeños campesinos. 

Aunque los agricultores representan más de la cuarta parte de la fuerza laboral de Kirguistán, en muchos casos se encuentran con obstáculos para su crecimiento y desarrollo. Los campesinos individuales tienen problemas para satisfacer el volumen que algunos contratos exigen, y a veces carecen de los recursos necesarios para obtener certificados de calidad para sus productos. El hecho de no tener un contrato –unido a unas instalaciones de almacenamiento deficientes–, significa que los pequeños productores tienen que dedicar más tiempo a encontrar compradores y luego vender sus productos en un mercado saturado. “En el otoño, los precios de los productos bajan”, asegura Azamat Boskebaev, un agricultor que cultiva hortalizas, cereales y tréboles: “eso significa pérdidas para el campesino”. 

Al mismo tiempo, algunas escuelas tienen problemas para encontrar el suministro constante de productos de calidad que necesitan para alimentar a sus alumnos. Tan sólo entre 2016 y 2017, se calcula  que las escuelas del distrito de Kemin necesitaron unas 9,2 toneladas de papas, 4,2 toneladas de zanahorias y 2,6 toneladas de cebollas, por no hablar del repollo, pimientos dulces, tomates, pepinos, rábanos, remolacha y ajo. “No tenemos almacenes en la escuela, así que debemos comprar los productos poco a poco”, explica Galina Shakun, directora de una escuela en Kemin.

Para abordar estos problemas, la FAO está desarrollando un centro logístico en Kemin dentro de un programa piloto para vincular a los agricultores locales con el Programa Nacional de Alimentación Escolar de Kirguistán. Equipado con un laboratorio e instalaciones de almacenamiento, el centro logístico puede certificar, comprar y almacenar productos locales antes de venderlos y distribuirlos a las escuelas cercanas. Como resultado, el Centro Logístico permite superar un obstáculo fundamental: la incapacidad de los pequeños agricultores de acceder a la certificación que sus productos necesitan para ser consumidos en las escuelas, o enviados a otros destinos. 

El programa piloto forma parte del proyecto de la FAO “Desarrollo de capacidad para reforzar la seguridad alimentaria y la nutrición en países seleccionados del Cáucaso y Asia Central”. Lanzado en 2016 y financiado por la Federación de Rusia, el programa tiene por objeto fortalecer la seguridad alimentaria y reducir todas las formas de malnutrición en Armenia, Kirguistán y Tayikistán. El objetivo general es aumentar la eficacia de todo el proceso de organización de la alimentación escolar, contribuyendo al desarrollo de cadenas de valor sostenibles. 

Aunque el programa piloto en Kirguistán sólo atiende a 29 escuelas, su éxito podría servir de modelo para otras iniciativas en el resto del país. Hasta hace poco, Kirguistán carecía de un mecanismo eficaz que permitiera la cooperación entre los agricultores y las escuelas. Pero debido a que los comedores escolares necesitan prácticamente durante todo el año hortalizas de calidad, el Programa Nacional de Alimentación Escolar de Kirguistán podría convertirse en un mercado durable para los agricultores locales, al tiempo que suministra alimentos para los niños y estimula las economías locales.

En una de las escuelas participantes de la ciudad de Orlovka, en el distrito de Kemin, Shakun, su directora, se siente aliviada. La escuela está acostumbrada a los desafíos: un aula de química sin utilizar tuvo que convertirse en comedor para que la escuela pudiera participar en el Programa Nacional de Alimentación Escolar, pero encontrar alimentos suficientes para 333 alumnos de primaria cada día ha sido una preocupación continua. Ahora, el Centro Logístico está ayudando a aliviar la presión. “Todos estamos a favor de cooperar con el Centro Logístico, porque sin duda va a beneficiar a nuestros niños”, afirma Shakun.

Shakun sabe que el crecimiento de los niños en edad escolar depende de una nutrición adecuada. El acceso a alimentos saludables promueve buenos hábitos alimenticios, beneficia a la salud de los niños y aporta a los alumnos energía para las tareas escolares. Pero dar a los niños alimentos de calidad no es solamente labor de la escuela; promover comidas escolares nutritivas requiere la cooperación de todos los miembros de la comunidad. Y como lo demuestra este programa piloto, pueden beneficiarse comunidades enteras. 

Al trabajar con los gobiernos para vincular a los agricultores con los programas de alimentación escolar, la FAO está dando a los niños una infancia más saludable y mejorando los medios de subsistencia de los agricultores, todo ello dentro del objetivo mundial de lograr el #HambreCero.

Tomado de: FAO 

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