El mundo está lejos de alcanzar la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la alimentación y la agricultura. En la foto, una agricultora de la República Democrática del Congo.
18 de julio de 2019, Roma - El mundo está lejos de alcanzar la mayoría de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionadas con el hambre, la seguridad alimentaria y la nutrición, según un informe de la FAO.
“El informe presenta un panorama sombrío. Cuatro años después de lanzar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, hemos retrocedido en lo que se refiere a acabar con el hambre y hacer que la agricultura y la gestión de los recursos naturales -ya sea en tierra o en nuestros océanos- sean sostenibles”, aseguró Pietro Gennari, Jefe de Estadística de la FAO.
“Estar mal encaminado cuando se trata de alcanzar los pilares básicos de los ODS pone sin duda en riesgo el cumplir la totalidad de la Agenda 2030, y hace más difícil nuestro objetivo general de garantizar un futuro sostenible desde el punto de vista económico, social y medioambiental para nuestro planeta y para las generaciones presentes y futuras”, aseguró la Subdirectora General de la FAO para el Clima y los Recursos Naturales, Maria Helena Semedo.
En su primer estudio de estas características, la FAO analiza, de manera visual, las principales tendencias mundiales y datos de hasta 234 países y territorios sobre 18 indicadores de cuatro SDG (2, 6, 14 y 15) que están bajo la custodia del organismo de las Naciones Unidas.
Principales conclusiones
Aumenta el hambre
Más de 820 millones de personas siguen padeciendo hambre en la actualidad. El número de víctimas del hambre en el mundo ha estado aumentando durante tres años consecutivos y ha vuelto a los niveles registrados en 2010-2011. Paralelamente, el porcentaje de personas hambrientas en la población total ha aumentado ligeramente, del 10,6 por ciento en 2015 al 10,8 por ciento en 2018.
Los ingresos de los pequeños campesinos son apenas la mitad que para los grandes productores
Los pequeños campesinos -que son la mayor parte de los agricultores de muchos países en desarrollo- se enfrentan a retos desproporcionados en el acceso a insumos y servicios y, como resultado, sus ingresos y productividad son inferiores de manera sistemática a los de los grandes productores alimentarios.
En la mayoría de los países, los ingresos de los pequeños productores de alimentos son menos de la mitad de los de los grandes productores. Las diferencias en la productividad entre ambos grupos también son notables, aunque menos pronunciadas que en lo referente a los ingresos.
Elevada volatilidad de los precios de los alimentos en muchos países en desarrollo
Durante 2016-2017, las anomalías en los precios de los alimentos afectaron a más de un tercio de los países en desarrollo sin litoral (PDL), a uno de cada cuatro países de África y Asia occidental, y uno de cada cinco de Asia central y meridional. Por otra parte, los aumentos moderados de los precios generales de los alimentos afectaron a todas las regiones.
Más de la mitad de las razas ganaderas locales en peligro de extinción
En promedio, el 60 por ciento de las razas ganaderas locales están en riesgo de extinción en los 70 países que tenían información sobre la situación de riesgo. De forma específica, en todo el mundo, de las 7 155 razas de ganado locales (es decir, razas que sólo existen en un país), se considera que 1 940 está en peligro de extinción. Entre los ejemplos figuran las vacas fogera de Etiopía o la cabra gembrong de Bali (Indonesia).
Sin embargo, esta cifra podría ser aún mayor, ya que para dos tercios de las razas ganaderas locales, -en especial en Oriente Medio y el Cercano Oriente, África y Asia-, no se dispone de datos sobre la situación de riesgo de los animales.
El informe advierte también de “la falta de progreso en la conservación de los recursos genéticos animales” y señala que “los esfuerzos en curso para preservar estos recursos parecen inadecuados”. Por ejemplo, menos del uno por ciento de las razas pecuarias locales en todo el mundo tienen suficiente material genético almacenado que permitiría reconstituir la raza en caso de extinción.
Algunos avances en la conservación del material fitogenético
La conservación del material fitogenético va algo mejor.
A finales de 2018, las existencias mundiales de material fitogenético conservado en bancos de genes de 99 países y 17 centros regionales e internacionales sumaban un total de 5,3 millones de muestras, lo que representa un aumento de casi el 3 por ciento respecto al año anterior. Sin embargo, esto obedece sobre todo a la transferencia de los materiales existentes a mejores instalaciones de almacenamiento que cumplan con los indicadores, en lugar de reflejar nueva diversidad recolectada sobre el terreno.
Los esfuerzos para garantizar la diversidad de cultivos siguen siendo insuficientes, advierte el informe, en particular en lo que respecta a los parientes silvestres de los cultivos, las plantas silvestres comestibles y las especies de cultivos desatendidas y subutilizadas.
Sobrepesca e implementación desigual de instrumentos internacionales para la pesca sostenible
Un tercio de las poblaciones de peces marinos del mundo están sobreexplotadas en la actualidad, en comparación con sólo el 10 por ciento en 1974.
En el informe se señala que, a pesar de algunas mejoras recientes en la ordenación pesquera y la situación de las poblaciones de peces en los países desarrollados, la proporción de poblaciones que se pescan dentro de niveles biológicamente sostenibles ha disminuido considerablemente en los países en desarrollo.
Además, alrededor del 30 por ciento de los países tienen aún un historial de implementación bajo o medio de los principales instrumentos internacionales de lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR) y alrededor del 20 por ciento de países tienen igualmente un historial de implementación insuficiente de los principales instrumentos para promover el acceso de los pescadores artesanales a los recursos productivos, los servicios y los mercados.
Estrés hídrico
El estrés hídrico afecta a países de todos los continentes. Sin embargo, la mayoría de los países que han registrado una gran escasez de agua desde el año 2000 se concentran en África del Norte, Asia occidental y Asia central y meridional.
La mayor parte de la pérdida de bosques se produce en los trópicos
Entre 2000 y 2015, el mundo perdió una superficie forestal del tamaño de Madagascar, debido principalmente a la conversión de tierras forestales para uso agrícola. La mayor parte de esta pérdida se registra en las zonas tropicales de América Latina, África subsahariana y el Sudeste asiático.
Sin embargo, la tasa de pérdida de bosques se ha ralentizado a nivel mundial en el período 2010-2015 y esta merma se vio parcialmente compensada por el aumento de la superficie forestal en Asia, América del Norte y Europa.
¿Qué debe hacerse para revertir estas tendencias negativas?
En el informe se formulan diversas recomendaciones encaminadas a invertir estas tendencias negativas.
En primer lugar, muchos de los problemas mencionados antes serían probablemente menos graves si hubiera suficiente inversión en el sector agrícola (incluyendo la pesca y la silvicultura). Sin embargo, el estudio concluye que el gasto público en agricultura ha ido disminuyendo en relación con su contribución al Producto Interior Bruto (PIB). En particular, la región del África subsahariana y Oceanía (excepto Australia y Nueva Zelanda) tuvieron los valores relativos más bajos de inversión pública en agricultura.
Promover una mayor productividad y fortalecer la resiliencia y capacidad de adaptación de los pequeños productores alimentarios es también fundamental para invertir la tendencia al aumento del hambre y reducir el número de personas que viven en la pobreza extrema, subraya el informe.
Las anomalías en los precios contribuyeron a socavar el acceso de la población a los alimentos y el estado nutricional en muchos países en desarrollo. Este problema podría abordarse mejorando la información sobre los precios y la oferta y la demanda de productos básicos alimentarios, permitiendo un funcionamiento más eficaz de los mercados.
Las mejoras en la productividad del agua y el riego en la agricultura y la reducción de las pérdidas en las redes de distribución municipales y en los procesos industriales y de refrigeración de la energía son algunos de los principales retos que deben abordarse cuando se trata del estrés hídrico.
Por último, todos los países deben implementar urgentemente cambios transformadores en la gestión y gobernanza de la pesca. Esto también tendría un impacto económico positivo: en general, la recuperación de las poblaciones sobreexplotadas podría incrementar la producción pesquera anual en 16,5 millones de toneladas y los ingresos anuales procedentes de la pesca en 32 000 millones de dólares EEUU.
Tomado de: FAO