“En tiempos de cosecha mi esposo y yo dormimos de 3 a 4 horas. Yo tengo que alistar a mi hija para el colegio y preparar la comida para mi familia y los trabajadores mientras, al tiempo, apoyo también la recolección misma del café. Así nos toca.”
Estas son las palabras de Rosaura Morales una caficultora de La Vega, Cauca, vereda Santa Juana que se autocalifica como ama de casa. Ella es esposa y madre de una niña y un jóven que por su excelente desempeño académico estudiará química en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.
Rosaura vivió algunos años en la ciudad de Bogotá, y aunque asegura que para esa época como la gran mayoría de veredas en el municipio, la suya no estuvo exenta de sufrir los embates del conflicto armado con amenazas y desplazamientos forzados, a pesar del panorama ella decidió regresar y establecerse de manera definitiva, “este es el lugar más hermoso donde uno puede estar, es mi tierra, donde nací, aquí me crié y aquí me moriré” comenta.
Sumadas a sus muchas labores diarias, Rosaura ejerce un rol fundamental en su comunidad, es lideresa, ha sido tesorera y actualmente es secretaria de la Junta de Acción Comunal, a ella muchos acuden para solucionar sus problemas. “Ser lideresa y ser mujer no es una tarea fácil, pero cuando el objetivo es ayudar a la comunidad, todo se puede”.
Son las 4:30 de la tarde el momento justo para preparar la cena según Rosaura, quien mostrando orgullosa las bondades de su huerta casera toma un par de tomates (los más grandes y rojos) cebolla, zanahorias y cocina un delicioso estofado. “Es una bendición vivir en el campo, aunque antes no lo veía así, era más una resignación, algo que nos tocaba, pero ahora yo me doy cuenta de que es un privilegio, porque aquí usted puede cultivar su alimento, vivir sano, comercializar y proveer a las ciudades. Sin el campo no somos nada“
La historia aquí presentada es de una mujer participante del programa Familias Rurales, desarrollado por Prosperidad Social y FAO en el departamento del Cauca, el cual ha incorporado el enfoque de género de manera transversal a todo el proceso. Su metodología innovadora en el país ha fomentado la construcción de nuevas masculinidades invitando tanto a hombres como a mujeres a replantear su papel en los espacios domésticos y productivos, ha promovido la participación paritaria de la mujer en escenarios de toma de decisión como asambleas comunitarias y Comités de Participación y Control Social. A su vez, puntualmente ha llevado a cabo Encuentros Comunitarios de Género con el propósito de conversar y reflexionar sobre el reconocimiento de los derechos de las mujeres y su papel en escenario familiares, comunitarios y productivos.
Tomado de: Página oficial de FAO en Colombia
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