Por Vilma Sandoval
“Lo que más me gusta es trabajar en el campo, con la naturaleza, donde me surgen nuevas ideas” explica Ilda Verónica Felix Temaj respecto a su amor por cultivar y cuidar la tierra.
No es que no le guste realizar actividades en la casa, pero prefiere trabajar la tierra, aclara. Ileana es una joven mujer mam que vive en el caserío El Edén ubicado en el municipio de Comitancillo en San Marcos, a quien su fuerte vinculo emocional con la tierra la ha impulsado a conocer y aprender a trabajarla mejor. Especialmente, a trabajar por rescatar, conservar y multiplicar las semillas nativas y criollas.
Ilda ha aprendido, a través de la experimentación y capacitaciones, cómo producir semillas de hortalizas. Hasta ahora ha tenido resultados positivos con apio, perejil, zanahoria, acelga y cilantro. Su objetivo es producir y recuperar semillas criollas que se adapten y respondan a las necesidades región, a través de las prácticas ancestrales y no de semillas mejoradas que solo dan resultados en un corto lapso y luego dejan de producir.
Este enfoque de recuperación y producción de semillas proviene de la capacitación y asistencia técnica constante que ofrecen la Organización de Naciones Unidades para la Agricultura y Alimentación (FAO) y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), a través del Programa Conjunto Desarrollo Rural Alto Cuilco implementado con el financiamiento de la Embajada de Suecia en Guatemala.
Su experiencia comenzó cuando conoció a un productor local quien la invitó a trabajar con él en su vivero. Esta invitación fue una excelente oportunidad para Ilda porque además de aprender con la práctica y el intercambio de conocimientos, le representaba menos tiempo, gasto y riesgo de movilizarse en transporte al quedar más cerca de su residencia.
Ilda se centra en la producción de semillas de plantas medicinales y flores ya que son útiles para la salud y hacen más agradable la casa. Siempre busca nuevas plantas, especialmente las que no conoce, por lo que presta atención a todos los lugares que visitaba para identificar si había alguna mata para agregarla a sus plantaciones.
Gracias a este interés, ahora tiene sembrado ruda, albaca, romero, jacaranda, hierbabuena, menta, tomillo, sábila, yumel y otros que no sabe el nombre pero que se utiliza para fines medicinales, así como bellas flores como violetas y maría luisa.
Aunque no conoce las dosis y los tratamientos de estas plantas medicinales, reconoce que cultivarlas y conservarlas son una alternativa para la curación y prevención de enfermedades en su comunidad. Por ejemplo, en tiempo de la pandemia del Covid-19 se puede utilizar el jengibre y el limón, pero es necesario que estén disponibles, indica.
Las personas la buscan por su experiencia en cultivos para comprarle algunas macetas o un ramito de sus plantas medicinales, así como de sus flores.
Sus próximas metas es aprender sobre medicina natural para poder curar con las plantas medicinales.
Fuente: FAO en Guatemala