Familias artífices de su seguridad alimentaria

Experiencias

Más de 1,500 familias del oriente de El Salvador implementaron huertos familiares para reducir el impacto de desabastecimiento de alimentos en sus hogares, frente a la amenaza de crisis alimentaria que plantea la pandemia por COVID-19.

Dichos huertos son resultado de los apoyos en asistencia técnica, insumos y fortalecimiento de capacidades desarrollados en el marco del programa “Mesoamérica sin Hambre AMEXCID-FAO”- iniciativa conjunta de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID) y la Organización de las Naciones Unidas de la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Los resultados han sido posibles gracias al compromiso y trabajo de catorce municipalidades -Nueva Granada, Ciudad El Triunfo, Berlín, Alegría, Jucuarán, San Buenaventura, Mercedes Umaña y Estanzuelas en el departamento de Usulután; Yamabal, Sensembra, Guatajiagua, en Morazán; San Miguel, Nueva Guadalupe y Chinameca en el departamento de San Miguel- que se unieron en busca de acciones de apoyo a la seguridad alimentaria y nutricional.

Las familias en esos municipios aprovecharon los espacios disponibles en sus viviendas, como los jardines, para cultivar y tener a la mano sus propias hortalizas y ayudar a contrarrestar la falta de alimentos complementarios a la dieta, tales como tomates, chiles, pepinos, ayote, rábanos y otro tipo de hortalizas básicas para la alimentación diaria.

Asimismo, las familias han recibido apoyo y asistencia técnica para la reproducción de aves de doble propósito, obteniendo huevo y carne; alimentos con alto valor nutritivo que han utilizado para consumo propio y para abastecer a sus comunidades.

Dora Álvarez, participante de la comunidad Vásquez 2, del municipio de Sensembra, en el departamento de Morazán, destaca el establecimiento de las Escuelas de Campo que han brindado herramientas y conocimientos a las familias para diversificar su producción y alimentación, a pesar de la pandemia.

Si bien el programa “Mesoamérica sin Hambre AMEXCID-FAO” no nace para atender las necesidades alimentarias causadas por la pandemia, los resultados e impactos en beneficio de las familias se evidencian con fuerza durante este período, porque, gracias a los buenos resultados, ya no son muchas familias del oriente del país las que han experimentado escasez de alimentos.

Las historias de estas familias son diversas, así como sus necesidades, pero todas tienen en común la satisfacción y el agradecimiento de recoger en casa los frutos de sus cosechas y aprovechar al máximo los espacios de tierra para generar sus propios alimentos.

Juan Carlos González Ventura, residente de Estanzuelas, Usulután, agradece los apoyos recibidos por el gobierno local y la AMEXCID y la FAO a través del Programa. “Estamos muy contentos porque hemos tenido buenos resultados y estamos recogiendo la cosecha. Ese dólar de tomate y de chiles ya no lo compramos, sino que somos nosotros mismos quienes lo cosechamos”, expresó Ventura.

Nuevos productores tras cuarentena por COVID-19

El gobierno local de San Miguel, con el acompañamiento del programa “Mesoamérica sin Hambre AMEXCID-FAO”, ha impulsado desde la cuarentena el proyecto piloto denominado “Huertos Urbanos” en diez colonias, con el propósito de que 1,000 familias participantes aprovecharan los espacios de sus hogares para producir y diversificar sus alimentos.

Para doña Marta Alicia Díaz, los huertos caseros ha significado un alivio para las familias, porque además de tener alimentos a la mano, les sirvió de terapia durante el tiempo de encierro obligatorio.

“En la casa nos involucramos todos en el cuido de las plantitas, y lo mejor ha sido que ya no salimos al mercado para buscar las hortalizas” dijo Díaz, quien participa en el proyecto de “Huertos Urbanos”.

En este municipio se desarrolló toda una estrategia de información y comunicación mediante la creación de grupos de Whatssap y videos tutoriales transmitidos en redes sociales; a través de esos materiales, se instruyó a las familias paso a paso sobre la siembra, el abono y el ciclo productivo de las plantas, según lo relata William Rodríguez, técnico de la Unidad de Agricultura y Seguridad Alimentaria de la municipalidad de San Miguel.

“Nos vimos en la necesidad de orientar a las familias sobre el cuidado de sus huertos; con la asistencia técnica del Programa producimos diez videos tutoriales en Youtube con los temas principales sobre los cultivos”, comentó Rodríguez.

Para las familias que no tenían acceso a redes sociales, los líderes comunitarios desempeñaron un papel primordial, siendo los responsables de transmitir todas las indicaciones que recibían de los técnicos. Fue un “efecto cascada”, que dio como resultado una comunicación efectiva que mantuvo el cultivo de las hortalizas.

El programa “Mesoamérica sin Hambre AMEXCID-FAO” ha contribuido durante los últimos años a la construcción de un modelo social y territorial, que ha articulado a municipalidades e instituciones gubernamentales -como el Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través del CENTA y otros actores locales-, para concretar la inversión en seguridad alimentaria a través de la transferencia tecnológica, así como impulsar iniciativas de producción agrícola y la gestión del recurso hídrico.

Tomado de: FAO El Salvador