Rosalina Rax Tun: una campeona de la agricultura familiar

Experiencias

“No vendí en mi comunidad, pero otras escuelas sí me compraron y les pareció bien cómo entregué mi producto”, explica Rosalinda Rax Tun siobre la venta de productos agrícolas que realizó a seis escuelas de Alta Verapaz en la Cuarta Entrega de Alimentación Escolar.

Rosalina Rax Tun es una joven mujer Q’eqchi’ de 24 años que vive en el caserío La Soledad de Panzós en Alta Verapaz. Es la primera proveedora de agricultura familiar de este municipio que se vincula al Programa de Alimentación Escolar. La Ley de Alimentación Escolar establece que las Organizaciones de Padres de Familia (OPF) deben comprar al menos el 50% de los productos a los agricultores familiares de la localidad donde se ubica cada escuela, sin embargo, lograr esta meta en Alta Verapaz no ha sido sencillo.

“¿Qué va a hacer ella? No tiene dinero, no tiene verduras”, recuerda Rosalina que le decían sus vecinos respecto a su intención de vincularse al Programa de Alimentación Escolar.

No confiaba en ella, ni en su capacidad para abastecer a las escuelas. A pesar de esto, Rosalina estaba dispuesta a convertirse en proveedora de agricultura familiar, especialmente, después que se difundió el comunicado del Ministerio de Educación que informaba que en la cuarta entrega de alimentos escolares se incluiría productos agrícolas y se invitaba a los agricultores a participar.

Con esta información, decidió contactar a las OPF y directores de escuelas de la región. Esta tarea no fue fácil ya que las personas de algunas organizaciones que le habían dicho con anterioridad que están dispuestos a comprarle, ahora no querían. Incluso después de haber completado todos los trámites para inscribirse ante la Superintendencia de Administración Tributaria -SAT- y poder facturar sus productos agrícolas, que era el requisito que le hacía falta.

Aunque, no estaba segura de continuar en su lucha por convertirse en proveedora tomó la decisión de seguir adelante. Con el acompañamiento técnico del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), Rosalina se comunicó con otras OPF’s de la región, de las cuales algunas visitaron su parcela para verificar que contaba con la producción y negociar en Q’eqchi’ la venta de ésta. Estas negociaciones tuvieron frutos y logró concentrar la venta de productos agrícolas con seis escuelas.

En su parcela, Rosalina produce plátano, maíz y frijol, necesitaba completar con otros productos agrícolas los pedidos de las OPF. Para ello, nuevamente con la asistencia técnica del MAGA y FAO estableció comunicación con otros productores de agricultura familiar de Alta Verapaz y negoció la compra de 1,350 unidades de zanahoria, 400 libras de cebolla y 1,080 unidades de güisquil. En total, en las seis escuelas vendió una aproximado de Q.49,000.

“Estoy muy contenta y quiero seguir vendiendo en las escuelas” enfatiza Rosalina, quien desea diversificar los productos que pueden ofrecer a futuro al Programa de Alimentación Escolar. Además, invita a otras mujeres a tomar la decisión de constituirse en proveedoras de agricultura familiar, a superar el miedo de inscribirse en la SAT y poder facturar.

Según relata, muchas mujeres tienen miedo de inscribirse porque les asusta el tema de pagar impuestos y los trámites que esto implica. Sin embargo, este proceso no es difícil y abre muchas oportunidades, concluye.

Con esta vinculación al Programa de Alimentación Escolar, Rosalinda está participando activamente en proyectos productivos que influyen positivamente en su economía personal, familiar y comunitaria. Así mismo, a través de su involucramiento en la administración de los recursos productivos está propiciando el acceso y control equitativo de los recursos productivos por parte de las mujeres.

Estas acciones son impulsadas a través del proyecto “Vinculación de la Agricultura Familiar al Programa Nacional de Alimentación Escolar en Guatemala”

Fuente: FAO