Panamá: Los agricultores familiares no paran
Estos agricultores no permiten que la COVID-19 aplace sus planes de revitalizar su emergente producción de café.
Estos agricultores no permiten que la COVID-19 aplace sus planes de revitalizar su emergente producción de café.
Ana Claudia Rauber trabaja con Agroecología antes de saber que era exactamente esta dinámica de producción. Cuando era niña, acompañó y ayudó a sus padres, agricultores familiares, en la producción de la familia, que en los años 90 ya intentaban practicar el cultivo de alimentos con el mínimo uso de fertilizantes químicos y pesticidas.
Rehman produce okra (quimbombó), calabazas, melones y tomates en los dos invernaderos tipo túnel que construyó en el patio trasero de su casa en Aka Khel, localidad situada en una de las regiones con mayor inseguridad alimentaria de Pakistán. Con menos de un metro de ancho, estas estructuras ingeniosas y económicas son un tipo de invernadero de tecnología sencilla, con tubos de acero revestidos de plásticos y conducciones para el riego.
El cambio comenzó cuando el Instituto Nicaragüense de Tecnológica Agropecuaria (INTA) seleccionó familias que presentaban condiciones de inseguridad alimentaria nutricional con indicadores de niños desnutridos, poca ingesta de alimentos, bajos niveles de producción y poca diversificación de la producción.
Por: Ollantay Itzamná
Quechua, Abogado, Perú
Mayo 15 de 2020
Nací, y crecí en la amordenidad hasta los 8 años de edad, aprendiendo de mis padres a amar y cultivar la Tierra. Como a muchos de mis vecinos, la edad escolar me obligó a la migrar hacia el pueblecito más próximo, a un día y medio de camino, arreando acémilas cargados de café, junto a mi padre, en busca de la escuela.
Simón Laura, un agricultor de las afueras de El Alto (Bolivia), lleva 10 años produciendo hortalizas con la ayuda de su mujer y su hija. Cada semana, él y su familia solían llevar sus productos frescos a diferentes mercados de la ciudad para venderlos a los muchos compradores que acudían para proveerse de frutas y verduras.
Ahora, las cosas han cambiado. La gente debe permanecer en sus casas dentro de las medidas de confinamiento en respuesta a la pandemia de COVID-19.
Santiago Fabián aprendió a sembrar a través de su abuelo cuando era apenas un niño. Aunque emigró a diferentes ciudades de República Dominicana y se desempeñó con destreza en múltiples trabajos, regresó a su lugar de origen en 1970 y se dedicó de pleno a la agricultura. Hoy, a sus 68 años de edad, se dedica a sembrar plátano, maíz, yuca, guandules, y es el presidente de la asociación Nuevo Progreso Brisas de Sabita.
A 40 minutos de Otavalo, provincia de Imbabura, se encuentra la comunidad de Motilón Chupa. Rodeada de montañas, la actividad económica de sus pobladores es la ganadería, específicamente la producción de leche. La gran mayoría de productores/as esperan todas las mañanas a los ´piqueros´, quienes pasan por su finca recogiendo la leche obtenida en el ordeño de la mañana.
Cada día, Carmen Bastidas llega a la escuela a las siete de la mañana y se retira a las seis de la tarde.
Ella es la directora de la Escuela Técnica Agropecuaria Cimarrón Miguel Gerónimo Guacamaya, ubicada en la población de Capaya, a unos 93 kilómetros de Caracas, Venezuela.
Conformado por siete países, se estima que alrededor de 10,5 millones de personas viven en esta región de América Central.